T I E R R A . S A N T A ( B e l é n )

 (Boletín Salesiano de septiembre de 1892, pág. 137)


Asilo de la Santa Familia.

En nuestro Boletín del mes de febrero referimos la simpática ceremonia efectuada poco antes en el templo de María Auxiliadora ; esto es la bendición y adiós del Rector Mayor de la Pía Sociedad Salesiana á diez yocho misioneros que se despedían para emprender camino á Tierra Santa.

Vamos ahora á transcribir las noticias que de ellos liemos recibido más tarde:


El viaje de Marsella á Belén.

REVMO. SR. DON RUA :

¡Tierra Santa! ¡Tierra Santa! Bien comprende U. cuan dulces suenan á nuestros oídos estas palabras y cuan vivos sentimientos despiertan en nuestra alma, sentimientos de amor y gratitud a Dios que nos guía a aquellas playas, y a nuestros Superiores que nos han abierto el camino indicado por el Señor.

Don Antonio Varaia, nuestro Director, le dará noticia de nuestro viaje; pero yo le diré lo que el procurará callar: esto es que ha cuidado de nosotros con la solicitud del mejor de los padres, aliviándonos las fatigasde todos y fortificando nuestras almas con los santos sacramentos y prácticas de piedad establecidas por nuestras reglas. Todos los hermanos animados de excelente espíritu sufren con gran paciencia las numerosas pruebas y contratiempos que se han presentado, sin dudar que se cambiarán en abundantes bendiciones para provecho de la Misión misma á que vamos destinados.

El tiempo pasado en Alejandría fue singularmente penoso: hemos debido ir de acá para allá por toda la ciudad á causa de una horrible tormenta y nos hemos considerado muy afortunados con encontrar en la tarde un refugio en el Niger, es decir en el mismo vapor que nos trajo de Marsella y que nos había sido necesario dejar á causa de que no conducía pasajeros á Jafa. La Ñoche Buena la pasamos tristemente en dicho barco, si bien á media noche una música medio salvaje saludó el nacimiento del divino Salvador.

A la mañana siguiente el Sr. Varaia dijo la misa y nos cupo á todos el consuelo de recibir la santa comunión. Pero nuestro pensamiento volaba al templo de María Auxiliadora, donde con tanta pompa se celebra esta preciosa solemnidad.

No sin peligro nos embarcamos, á eso de las ocho, en el vapor Khedivie que se bailaba anclado á gran distancia : agitadas las aguas hacían bailar á nuestro pobre esquife;pero María Auxiliadora cuidaba de nosotros.

Mañana, Dios mediante, llegaremos á Belén. Entre tanto nos es muy grato manifestar á U. nuestro reconocimiento, y asegurarle que trataremos de ser menos indignos de la bondad con que nos favorece.

A. N.

Jafa , 28 de diciembre de 1891.


Revedo. y muy amado P adre :

Ayer llegamos todos en buena salud á Jafa. El mareo ya se ha echado al olvido, y el contento de la caravana se transparenta en los semblantes.

Gracias á los buenos servicios del Cónsul italiano, hoy á las tres de la tarde podremos continuar viaje á Belén. He celebrado esta mañana la santa Misa en la iglesia parroquial de los RR. PP. Franciscanos y distribuido la comunión á todos los nuestros. Los hijos de san Francisco nos recibieron con gran afecto. El Sr. Canónigo Belloni, fundador de la casa á que nos llama, mandará a uno de sus sacerdotes á recibirnos en Jerusalén.

Dígnese U. a bendecir á sus hijos, la buena voluntad que los anima y sus futuros trabajos.

Antonio Varaia, sacerdote

Ja fa , 28 de diciembre de 1891.


MUY QUERIDO PADRE:

Hemos ya tenido el consuelo de llegar á Belén y de visitarla rápidamente. El Cielo ha bendecido nuestro viaje relativamente corto, habiendo debido trasbordarnos.

El Sr. Canónigo Belloni y todo el mundo nos han colmado do atenciones.

Pronto visitaré á Jerusalén, para seguir camino de Beitgemal, lugar de mi destino.

No tardará en recibir carta de uno de los nuestros á fin de que el Boletín pueda dar noticias á los amigos de Don Bosco.

Dígnese rogar por nosotros y recibir la expresión del profundo afecto y veneraciónde cada uno de sus hijos en N. S. Jesucristo.

Antonio Varia, sacerdote

Belén, 29 de diciembre de 1891.


Primeras impresiones. — La gruta de Belén.

Epifanía de 1892.

R e v m o . P a d r e :

Nos ha cabido la suerte de oír ya esta mañana la misa y recibir á Nuestro Señor en la capilla de los Rdos. PP. Franciscanos contigua á la gruta en que nació el divino Salvador. ¡ Cuántos recuerdos vienen aquí á la mente en esta fiesta de la Epifanía! En un día como éste vinieron á arrodillarse los reyes magos en esta gruta.

Los trajes orientales que ahora se usan fueron quizá los mismos vestidos por ellos,  y en camellos como los que vemos trajeron á Jesús recién nacido sus dones do oro, incienso y mirra.

Recuerdos bíblicos.

Parece que por disposición de la divina Providencia el Oriente ha quedado desde mucho tiempo atrás estacionario á fin de que se comprenda mejor la verdad de la Santa Escritura, con presentarnos á la vista idénticos cuadros á los que llamaron la atención de los autores inspirados del Antiguo y Nuevo Testamento.

Las costumbres son las mismas; consérvese el modo de arar y limpiar el grano primitivos, antiguas cavernas abiertas en los montes sirven para dar abrigo, como en otro tiempo á los pastores al venir el mal tiempo desde nuestra casa se ven los campos que pertenecieron á Booz, en los cuales, como en los tiempos bíblicos, se recogen por los pobres las espigas dejadas abandonadas después de la cosecha y cada viña tiene su torre en la cual hay un guardián más ó menos vigilante encargado de alejar los chacales y ladrones. Pero no concluiría tan pronto si me pusiese á notar todos los detalles que traen á la memoria mil recuerdos de la Sagrada Escritura. Y á la verdad que estos recuerdos son de valor inestimable, como que llevan más fácilmente el pensamiento á los pasos del divino Redentor. Jamás me había imaginado encontrar cuadros tan majestuosos y fieles de aquellos memorables tiempos.


El cisma, la herejía y el mahometismo coligados contra la Iglesia.

El cisma y la herejía hacen inauditos esfuerzos para adueñarse de los Lugares Santos; y es de admirar cómo estas sectas que se detestan se unen para combatir al catolicismo, rindiendo así involuntario homenaje á nuestra Religión, pues que todas las potencias del infierno se vuelven contra ella.

Herejes y cismáticos edifican acá y allá palacios, templos, escuelas y establecimientos de todo género de un esplendor nada común en estas regiones. Increíbles son los esfuerzos que todos ellos hacen para atraer la juventud y corromperla; y no se repara en medios para debilitar la influencia del catolicismo. Se ha llegado á excitar contra él el fanatismo musulmán; y he oído asegurar queá la instigación de los cismáticos se debe el que los turcos construyan actualmente en Belén una mezquita enteramente innecesaria, como que aquí no pasan de trecientos á cuatrocientos los sectarios do Mahoma.

La ignorancia, la corrupción, la maldad de los cismáticos dificultan en gran manera la obra de las Misiones.


El Canónigo Don Belloni.

Este celoso sacerdote, movido de ardiente deseo de dar gloria á Dios y salvar almas en estos lugares, comprendió que el único medio eficaz de luchar con éxito contra tantas maniobras infernales era la educación de la niñez. Sin bienes de fortuna, sin influencia de ninguna especie, pobre profesor del Seminario Patriarcal de Beit-Jallan (entre Belén y Jerusalén), parecía que estériles habían de ser sus deseos y esfuerzos. No fue así: comenzó con la economía de veinte francos á vestir á un pobre niño; Dios bendijo sus propósitos y de aquí que ellos tomaron cuerpo y fructificaron.

Hoy día los trabajos del canónigo Belloni comprenden:

El Asilo Católico de Belén, con cien internos y docientos externos, y al cual estáanexa  una iglesia de 32 metros de largo y 14 de ancho;

2® Una escuela nocturna con treinta y tres jóvenes;

3® Las Conferencias de San Vicente de Paúl con cuarenta miembros;

4® Un colegio agrícola (en Cremisán, cerca de Belén), cuyo terreno mide cien hectáreas.

5® Un Asilo agrícola eu Bëit-Oemal, en la via de Gaza, adonde se llega en cinco horas de camino de Belén. Comprende novecientas hectáreas, regaladas por el marqués de Bute. Los alumnos que allí se educan llegan actualmente á 65.

6® Una pequeña construcción con vasto y bien situado terreno en Jerusalén.

7® Un vasto terreno en Nazaret perfectamente situado para establecer un colegio para niños. Bien se sabe que Nazaret es en Tierra Santa el cuartel central del protestantismo. Las copiosas bendiciones concedidas por Dios á los trabajos y grandes pruebas por que ha debido pasar el Sr. Belloni son una garantía y fundado motivo de esperanza para el porvenir.

Mas para luchar contra los enemigos y contribuir de un modo eficaz á la rehabilitación de esta tierra; regada con las lágrimas y sangre del divino Redentor, se necesitan recursos capaces de contrarrestar la obra de aquellos. Los herejes y cismáticos tienen dinero en abundancia, del cual se sirven para comprar y perder las almas.

Nosotros, por el contrario, somos pobres; pero con la ayuda de Dios y las limosnas de nuestros Cooperadores confiamos salvar muchos niños que se albergan y educan en las casas enumeradas.

La Palestina Católica es pobre y apenas puede contribuir escasamente á la obra de regeneración emprendida; nuestras miradas están fijas en Europa que con su caridad ejerce aquí una verdadera cruzada, cruzada pacífica que sólo mira al bien de las almas.

Los Salesianos han venido á contribuir con trabajo á las santas obras emprendidas por el Sr. Canónigo Belloni. Confiamos en Dios que las colmará de Gacias. En 1863, al inaugurar el Sr. Canónigo su Asilo de Belén-, esta ciudad contaba 2000 católicos, hoy día llegan á 4000. Sin duda que á Don Belloni y sus discípulos es debido en gran parte tan consolador resultado.

Ya ve Ud., muy amado Don Rua, cuán digna de estimación es la grande obra á la cual me estimo muy dichoso de haber venido á servir en la medida de mis pobres fuerzas.

No terminaré ésta sin decirle que el Cónsul general de Francia en Jerusalén, el señor Ledoux, se entretuvo allí largo rato con nosotros y nos colmó de atenciones.

Mucho recuerde á mis hermanos en el Pesebre. Espero nos hemos de comunicar con frecuencia por la vía del Cielo.

Deseando á U. toda felicidad me suscribo humildemente

Su afmo. H. y S.

A. N. 




EL ASILO SALESIANO EN BELÉN;

(Boletín Salesiano de marzo de 1892, pág. 33 )

Si grande es la utilidad de un Asilo para la educación de los niños pobres en las naciones más cultas y prósperas, mayor es todavía su importancia en la Tierra Santa, donde se trata no sólo de proporcionar á la juventud los beneficios que necesita, sino de combatir contra la barbarie musulmana que ha reducido á aquellas comarcas á un estado de degradación indecible.

En aquella tierra de tan preciosos recuerdos y sinceramente amada de todo cristiano, las obras de caridad revisten un carácter eclesial: el cisma, la herejía y el protestantismo se empeñan vivamente en atraer á los niños para difundir sus doctrinas deporables y adueñarse moralmente del Pueblo. Grandes son los sacrificios que hacen los católicos para luchar contra el error y la relajación de costumbres, contra la indiferencia y la impiedad. La enseñanza tropieza con dificultades de todo género y es menester extraordinaria abnegación para conseguír la difusión do la le y el decoroso servicio del culto que se debe á Dios.

Bien sabido es que las limosnas destinadas á Tierra Santa son dignas por mil motivos de particular aprecio. Los Sumo Pontífices han concedido señaladas gracias á los bienhechores de aquellos Santos Lugares, y los Cooperadores al sostenimiento del Asilo Salesiano de Belén, á más de los favores que corresponden a todo Cooperador Salesiano, gozan de otros bien dignos de mencionarse. Allí se dicen numerosas misas y hay establecidas celebraciones perpetuas en beneficio de los que concurren á la educación cristiana con sus limosnas. Una donación correspondiente á 400 pesetas al año da derecho á la educación permanente de un niño, una de 500 pesetas, por una vez, para la iglesia, da título á ser inscrito como insigne bienhechor, y una de 200 pesetas á la fundación de una misa diaria sin término. Con dar una limosna de cinco pesetas se goza del fruto de dos misas por semana indefinidamente, y sise da una peseta treinta centésimos, del de una misa diaria durante cinco años.

Estas gracias extraordinarias acordadas por la Santa Sede, indican cuan digna de favor os la obra de regeneración delos Santos Lugares. Difícilmente se encontrará un medio más sencillo de conseguir beneficios espirituales tan abundantes y de tan manifiesta importancia como socorriendo el Asilo que recomendamos á la caridad de nuestros Cooperadores y Cooperadoras.

LOS SALESIANOS EN TIERRA SANTA

 (Boletín Salesiano de noviembre de 1891, pág. 145.)


En el mes de julio anunciamos el viaje hecho por nuestros misioneros á Tierra Santa. Reproducimos ahora lo que dice La Liga Lombarda de Milán respecto a la buena acogida con que han sido favorecidos:

« Es un hecho consolador que demuestra la vitalidad y grandeza de la Iglesia el reciente establecimiento en Tierra Santa de los sacerdotes do la Pía Sociedad Salesiana fundada por el venerando Don Bosco.

Años hace que el Canónigo Don Antonio Belloni fundó en Belén la Obra de la Santa Familia destinada á la educación cristiana de la juventud, y especialmente de la pobre y abandonada. A fin de asegurar mejor el porvenir de su Obra, el señor Canónigo Belloui, conforme al deseo de todos sus compañeros y auxiliares y plena aprobación del Patriarca de Jerusalén y de la Santa Sede, quiso confiarla á la Pía Sociedad Salesiana. Y aceptado los Salesianos, el llamamiento han llegado ya á Tierra Santa.

Sería demasiado largo describir las fiestas y entusiasmo con que han sido recibidos. Habiéndose desembarcado en Jafa el 15 de junio en compañía de D. Belloni fueron recibidos en Colonia, á tres horas de Belén, por los principales personajes del país, y luego en San Elías por los trescientos niño que se educan en el Asilo de La Santa Familia.

Unióse poco á poco á éstos una multitud inmensa que los saludaba con vivas y ardientes expresiones de júbilo como si se tratara de una fiesta popular.

A principios del año próximo otros Salesianos deberán ir á Nazaret donde son esperados con impaciencia. Los pobres huérfanos de Oriente serán así favorecidos con toda la solicitud de Jos hijos de Don Bosco los cuales trabajan incansablemente por la regeneración moral y civil de la juventud. »

COLEGIO DEL SANTO ÁNGEL DE LA GUARDA en Sarriá (Barcelona).

 Boletín Salesiano abril 1891 pág. 49-50


La Sociedad de San Francisco de Sales, sostenida por la divina Providencia y la inagotable caridad cristiana, hace ocho años que ha establecido en Sarriá Escuela y Talleres de artes y oficios  y ahora se propone abrir al principio del próximo abril un colegio para niños de 8 á 12 años. Este colegio responde á la necesidad que se da á conocer por las muchas solicitudes que hace tiempo vienen haciéndose al Director.

El colegio se ha edificado junto a los Talleres Salesianos, pero con sala y patios enteramente independientes.

La amenidad del sitio, la bondad del clima, los grandes pórticos y aulas, y el espacioso patio y huerto para la recreación contribuirán á que los niños gocen de excelente salud, en tanto que no se ahorrará cuidado para su adelanto físico, intelectual y moral.

Condiciones para la aceptación.

1. Para la admisión de un niño debe presentarse fe de bautismo, certificado de haber sido vacunado ó padecido la viruela, otro de su conducta en la escuela donde hubiere estado, y testimonio del propio párroco sobre la moralidad del peticionario.

2. Debe tener ocho años de edad y no haber sido expulsado de otro colegio.

3. La solicitud debe hacerse al Director del establecimiento, D. Felipe M. Rinaldi, Presb.o

Enseñanza.

1. La instrucción que por ahora se dará ha de ser la de los ramos de primera enseñanza, á la cual más tardo se agregará la de segunda. La norma que se seguirá para ello será conforme á los programas y reglamentos gubernativos.

2. Cada dos meses se informará á los padres do familia, ó á sus representantes, sobre el adelanto que los alumnos hayan conseguido en los estudios, á la vez que sobre su salud y conducta.

Pensión y alimentos.

1. La pensión será de 25 pesetas mensuales. Se les dará cuanto pan quieran, chocolate de desayuno, sopa y un guisado en la comida, pan de merienda; sopa y una vianda en la cena.

A los que lo pidan mediante la pensión de 35 pts. mensuales, se les dará pan cuanto deseen, café, leche o chocolate de desayuno; pan, vino, sopa y dos platos en la comida; pan de merienda; sopa una vianda y postre en la cena.

2. La pensión se pagará por trimestres anticipados. La falta de cumplimiento á esta obligación indicará que los padres del alumno quieren retirarle del colegio.

3. No se hará reducción alguna al que permanezca menos de 15 días fuera del establecimiento; y toda quincena comenzada se contará como entera.

Observaciones.

1. Para médico, peluquero, cama, luz, tinta, enseñanza de música vocal, ejercicios gimnásticos y declamación, se pagarán 40 pesetas á la entrada, sin que haya derecho á reembolso alguno, por breve que llegue á ser la permanencia de un niño en el colegio.

2. Los gastos de medicinas, libros y útiles para escuela, vestido etc., como también los de reparación de ropa y compostura de calzado serán de cuenta de los padres de familia. El lavado y planchado se hace en el colegio por tres pesetas mensuales.

3. No se  permite á los alumnos guardar dinero, sellos, cortaplumas, relojes, ni otros objetos de valor.

4. Los padres de familia que quieran dejar dinero á sus hijos, lo depositarán en manos del Prefecto del colegio, quien con la debida discreción lo destinará á los fines que se le indiquen.

Ropa y enseres.

1. Cada niño deberá tener para paseos y salidas un traje negro de uniforme, que consiste en pantalón, chaleco y chaqueta: todo lo cual, cuando los padres lo pidieren, lo proporcionará el colegio. La gorra de uniforme la da el colegio.

2. Trajes en buen estado 2.

3. Piusas (una de uniforme) 3.

4. Pares de calzado 3.

5. Peine y cepillos para la ropa y calzado.

6. Colchón de 1,75 metros por 0,75.

7. Almohada 1, y fundas 4.

8. Frazadas ó cobertores de lana 2.

9. Colcha de color 1.

10. Sábanas 4.

11. Camisas 6.

12. Calzoncillos 6.

13. Camisetas de invierno 4.

14. Pares de medias 8.

15. Pañuelos 10.

16. Paños de mano 4.

17. Servilletas 4.

18. Bolsas para ropa 2.

NOTA. — Toda la ropa debe estar marcada con el número que la dirección de la casa indique. Ésta no responde de los extravíos de pañuelos y corbatas, que fácilmente rompen ó pierden los niños, aunque haya gran vigilancia.

Indicaciones

1. Los alumnos permanecerán todo el año en el colegio; mas pueden estar con los padres que lo desean, durante todas ó parte de las vacaciones. Estas comienzan el 15 de agosto y terminarán el 15 de septiembre.

2. La pensión comenzará á correr desde el 15 do setiembre, aun para niños que regresen más tardo de sus casas.

3. Habrá escuela do dibujo gratuita para los niños más adelantados, y para todos los que lo pidan mediante el pago de 2 pts. mensuales.

4. Fuera del tiempo de las vacaciones de otoño á ningún niño se permite salir del colegio, aunque sea en compañía de sus padres ú otras personas á quienes estuviere recomendado, excepto el caso de enfermedad.

5. Se puede visitar á los alumnos una vez por semana y la hora señalada para esto todos los días es desde las 12 y medía hasta las 2 de la tarde; y en los festivos desde las 4 a las 5 de la tarde.

ESPAÑA. LA OBRA DE DON BOSCO



(Continuación)

Compónese la Congregación de sacerdotes y legos. Aquéllos se ocupan en el gobierno de la Congregación, cuidan en lo espiritual de los niños y adultos que asisten á sus talleres, y enseñan á los que frecuentan sus colegios: fomentan además el culto divino y la piedad de los pueblos ejercitándose en todos los oficios propios del ministerio sacerdotal. A los hermanos legos toca el desempeño de los oficios materiales de la casa y la dirección de los talleres y establecimientos agrícolas é industriales. Los talleres están destinados á la enseñanza de todas las artes y oficios: en los colegios se da a los niños la instrucción primaria, elemental y superior, y también en algunas localidades la segunda enseñanza, en todo ó en parte. En muchas poblaciones tienen asilos para recoger huérfanos, y en algunos lugares colonias agrícolas de grande importancia. Nació la obra en Italia, y tiene su casa matriz y centro principal en Turín; mas encontróse bien pronto oprimida en tan estrechos limites: salvó los montes, extendióse por Europa, y atravesando los mares ha llegado hasta los postreros confines del globo. En todo el mundo se ha hecho célebre y glorioso el nombre bendito de su fundador Don Juan Bosco, no solamente por la piedad y religión de sus hijos, y por las inmensas ventajas materiales y espirituales que
de su instituto se reportan, sino muy principalmente por la fama de sus raras virtudes y de los dones y gracias gratis dadas, de que estuvo adornado, como son, de un modo particular, la curación de enfermedades, la predicción de lo porvenir, y el conocimiento de lo más escondido en lo secreto del corazón humano.
Que Dios nuestro Señor le hubiese manifestado la próxima fundación de su instituto en Barcelona, con la precisa circunstancia de ser llamado allá por una señora, y de que había de ser la de Barcelona una gran fundación, parece ser cosa fuera de toda duda. Pero la misma importancia de la obra hubiera sido
causa de que se retardase su ejecución, á no haberse interesado en la fundación una señora del carácter enérgico y emprendedor de Dª Dorotea. Al llegar á manos de D. Bosco la carta que esta señora le escribió pidiéndole una fundación de su obra salesiana en Barcelona, so hallaba el Fundador en suma
escasez de personal formado, á causa de las numerosas colonias que desde Italia había expedido á diversos países de Europa. No hubo de sorprenderle la petición hecha por la señora de Barcelona, de la cual bahía tenido años antes superior conocimiento. Sin duda su deseo era satisfacer á los de la piadosa
dama barcelonesa, destinada por Dios á ser en nuestro país la madre de los hijos de Don Bosco: mas por la razón que hemos insinuado tuvo que contestarle no ser posible por entonces acceder á sus ruegos, y que debía esto diferirse para hasta que tuviese bien formados los sujetos que habían de dar el primer
impulso y la forma primera á la grande obra de la fundación de Barcelona.

Fué sobre todo encarecimiento la desazón que produjo en D» Dorotea semejante, no diré negativa, sino solamente dilación del cumplimiento de sus deseos. La viva imagen, que dentro de su mente llevaba impresa de la obra salesiana, y el deseo que ardía en su corazón de ver con sus ojos realizada aquella grande idea, tras la cual por tanto tiempo había andado, no le daban momento de reposo en razón de obtener con toda la prontitud posible la realización de aquel ideal que absorbía toda su atención. No hubo medio que no emplease, ni resorte que no moviese, influjo de personas de autoridad que no invocase, para inducir á D. Bosco á que no dilatara el cumplimiento de la más elevada de sus aspiraciones, cual era el ver establecidos y funcionando los Talleres Salesianos en Barcelona. Todo fué en vano: faltaba gente: era necesario formarla, y Don Bosco no quería comprometer su obra en los mismos comienzos de ella. Sin desmayar la activa señora y sin desistir de su propósito, elevó sus
súplicas al mismo romano Pontífice: y Dios bendijo su constancia de la manera
que se dirá.

Capítulo II.

Establecimiento de los Talleres Salesianos en Sarriá. — Ejercicios de 1883. — Ensánchase el local de loo talleres. — D. Jerónimo Granell.— Carta notable de Doña Dorotea. — Arbitrios para subvencionar los nuevos gastos de los Talleres Salesianos. — Pirogresos de la Obra Salesiana. — Noticias de las religios de María Auxiliadora.

1883-1885.

Hemos dicho ya que Dª Dorotea no perdonó medio ninguno ni dejó piedra por mover en razón de alcanzar el pronto estable cimiento del instituto salesiano en Barcelona. Bendijo el Cielo su constancia y la buena señora obtuvo lo que con tantas ansias pretendía. A principios del año de 1883 llegaban a Barcelona enviados desde Italia por Don Bosco dos de sus hijos, D. Juan Cagliero y D. Albera, para tratar de la nueva fundación con Dª Dorotea. La primera cosa que se propuso fué determinar el lugar el sitio en que convenía dar inicio á la grande obra. Había en las afueras de Sarriá, y casi pegada á la población, una finca, llamada Torre de Prats, de fácil adquisición, y muy á propósito para el objeto á
que se la quería destinar. Lo salubre del sitio, el estar á la voz fuera de poblado y muy próximo, por no decir contiguo, á Sarriá, y la comodidad de tener tan poco distante la estación del ferrocarril que ponía a la casa en fácil comunicación con Barcelona, llamaron la atención de Doña Dorotea, y merecieron la aceptación de los dos comisionados de D. Bosco. La fundadora entregó desde luego la cantidad de veinte mil duros para la compra del terremo y para los gastos más precisos de la instalación, y al instante se dio principio á la ejecución del proyecto, que por tanto tiempo había acariciado.

Por marzo vino desde Utrera á Barcelona D. Juan Branda, Superior á la sazón de los Salesianos eu Andalucía. Las ansias de este buen Padre por conocer y ver con sus propios ojos á la señora profetizada por Don Bosco tres años antes como instituidora de la Obra Salesiana en Cataluña, estaban en proporción con motivo de la grata sorpresa que experimentó al leer la carta de Dª Dorotea del año anterior y al recordar las palabras proféticas de su Superior General cuando le envió á España. Llegado á Barcelona D. Branda, hospedóse en casa de la misma señora, á quien tanto deseaba conocer: y tuvo la dicha de ser su huésped por espacio de un mes entero, durante el cual se fue preparando todo lo preciso para poderse establecer la comunidad Salesiana en la Torre de Prats recientemente adquirida. Aquel mismo año quedó la Torre transformada en casa religiosa y se abrieron para los niños de la clase obrera los Talleres Salesianos.

Desde su llegada reconoció D. Branda en Dª Dorotea no á una simple fundadora de un establecimiento Salesiano, sino á una tierna y cariñosa madre de los hijos de Don Bosco y de los alumnos que el Cielo confiaba á sus cuidados. Ella en persona iba á comprarlos muebles necesarios para la nueva casa, y los pagaba de su bolsillo; ella procuraba las provisiones necesarias para el sustento de la nueva familia; ella velaba de continuo por su bienestar, y visitaba con gran frecuencia la casa para conocer por sí misma las necesidades de ella y remediarlas, como lo pudiera hacer por sus amados hijos la madre más solícita y cariñosa; ella por fin se encargó del lavado de la ropa de la sacristía y cocina, que por sus propias manos remendaba.

No es para pasado en silencio un caso de mucha edificación, que sucedió en estos días. Un Padre de los de Sarriá tuvo en cierta ocasión necesidad de verse con Dª Dorotea. Va á casa de la señora, y se la encuentra atareada en remendar un trapo viejo de cocina, que por su antigüedad y largos servicios ya
prestados era bien merecedor de jubilación y de ir á parar dentro del saco del trapero. Admirado el Padre al ver tanta humildad, tanto afán y tal espíritu de economía, dijo á la señora: « ¿A qué perder el tiempo y el trabajo en remendar ese trapillo, si con lo que se necesita para ponerlo en estado de servir un millar de veces, se podría comprar uno nuevo?» — « Es preciso, » responde con dulce sonrisa, « aprovecharlo todo. Dios, » continúa, « me pediría cuenta del hecho, si yo desechara por inútil ese trapo. » Y siguió adelante remendándolo; de lo cual quedó no poco edificado y maravillado el buen Padre, al ver que una señora tan principal y tan abundante de medios, sin haber hecho voto de pobreza, le diese
de ella tan elocuente lección.

El mayor deseo de Doña Dorotea era ver establecidos los talleres, y á los jóvenes ocupados en ellos. Hasta en el retiro de los santos ejercicios la preocupaba este pensamiento, como se ve en uno de los propósitos que en ellos formó este año.

En vista de mi último fin, » dice, « resuelvo hacer todas mis acciones dedicadas á Dios, purificando mi intención en todas ellas. Miraré con indiferencia todo lo que no sea ofensa de Dios, amoldándome al gusto de los demás. Tendré un particular cuidado mi hacer bien el examen. » « Me entregaré enteramente á trabajar en la salvación de las almas por medio de las escuelas, las que procuraré, en lo que mis fuerzas alcancen, extenderlas lo más posible.»

« Procuraré una nueva regla de vida, según me ha indicado el P. Director de los ejercicios, rezando, cuando pueda, el oficio parvo de la Sma. Virgen. Ver cómo se PODRÁ LOGRAR LA ESTANCIA DE LOS CHICOS EN LOS TALLERES. Corregir el genio con la dulzura.

Como lo determinó en los ejercicios, así lo realizó ocupándose con increíble tesón en atraer niños á los talleres, á pesar de hallarse estos tan á los principios, que carecían de toda comodidad. Fue tal el entusiasmo que se despertó en Barcelona por estos talleres , que ya el año siguiente de 1884 ni bastó para darles cabida la primera casa, ni fué suficientemente capaz la sala que se destinó para capilla, sucediendo otro tanto con los talleres y los dormitorios. En vista de tal afluencia de niños y de tanta estrechez de local, llama Dª Dorotea a su maestro de obras, y le hace levantar los planos de una
nueva capilla y de un segundo dormitorio, formar los presupuestos y proceder á toda prisa á su construcción.

Era el maestro de obras de Dª. Dorotea Don Jerónimo Granel, sujeto digno de especial mención. A su grande honradez é inteligencia añadía el Sr. Granell el alto aprecio en que tenía á “santa Dorotea fundadora” como él la llamaba por verla toda ocupada en bien del prójimo y en particular de los pobres y de los niños. Como sabía que á veces no le alcanzaban á la caritativa señora los recursos necesarios para emprender todas las obras, que su caridad le inspiraba, el Sr Granell se avenía fácilmente a que no le pagara , sino cuando pudiese, las cuentas de las construcciones que le en comendaba. Con esto
Doña Dorotea se atrevía á emprender cualquiera obra que juzgase conveniente, esperando en Dios que no faltarían medios para satisfacer tarde ó temprano el importe de ellas. Otras veces, cuando el coste de las obras era considerable, con anuencia del maestro señor Granell lo satisfacía á plazos, entregando en
cada uno cantidades relativamente pequeñas hasta llegar con el tiempo a amortizar la deuda.

Cuando le llamaba Dª. Dorotea, solía decirle : « Mande V. cuanto quiera; y á pagar, cuando pueda. » Estaba bien persuadido que más ansia se daría la señora para ver de pagar, que no él en querer cobrar. A la muerte del Sr. Granell, ocurrida poco antes que la de Doña Dorotea, ésta se hallaba en descubierto con él de una no despreciable cantidad, cuyo importe se satisfizo á la hija de D. Jerónimo, según consta de un recibo por ella firmado. Este Sr. Granell fué el que este año de 1884 levantó la actual capilla de la casa de Sarriá y construyó el nuevo dormitorio. Además edificó una sala espaciosa con destino á taller de encuadernaciones, cuya maquinaria toda costeó Doña Dorotea, no cabiendo en si de pura satisfacción al ver lo mucho que su obra prosperaba.

El dormitorio construido el año anterior de 1884 pronto fué insuficiente para contener á todos los niños que se iban admitiendo. Además era necesario instalar nuevos talleres para ocupar á todos los que acudían á Sarriá con objeto de aprender oficio conforme a sus inclinaciones y aptitudes. Las necesidades aumentaban: los deseos que de satisfacerlas sentía la buena señora, eran ardentísimos, pero escaseaban los medios pecuniarios con que atender a ellas.

En situación tan angustiosa acudió Dª. Dorotea a su recurso ordinario al verse en aprieos semejantes; y fué el de interesar á las personas de su familia y á cuantos amigos juzgaba dotados de posibilidad y deseo de hacer bien, á que coadyuvasen á obra de tanta utilidad para los hijos de la clase obrera y al mismo tiempo de muchísima gloria de Dios. No escaseaban afortunadamente en Barcelona los amigos de Dª Dorotea dotados de las dos cualidades que hemos dicho, y á la vez admiradores del espíritu emprendedor y activo de la señora.

Muchos y muy conocidos nombres podríamos citar de personas ilustres que se ofrecieron generosamente á secundar los vastos planes de Dª.  Dorotea; mas nos abstenemos de nombrarlas por no ofender su modestia, contentándonos con citar el nombre glorioso de D. Antonio Escolano, administrador del Banco de Barcelona, por haber ya fallecido y pasado á recibir la recompensa debida á sus virtudes y á su grande caridad con los pobres y necesitados. Dª Dorotea para atraer con más disimulo y no menor eficacia á sus amigos á que contribuyesen á la obra, ideó una rifa, cuyas suertes fueran los mismos objetos que dichas personas ofreciesen para este fin. Encargóse ella de recoger los donativos, de colocarlos y exponerlos en el local de los Talleres; y más de una vez durante la preparación de la rifa se la vió tomar la regadera y la escoba, y regar y barrer, cual si fuese una pobre sirvienta, los patios y tránsitos. Y tan poco se parecía á sí misma cuando estos oficios de humildad ejercitaba, que en alguna ocasión se la confundió con una persona de más humilde cuna, y como á tal se la trató. Entre los niños que trabajaban en los talleres, había uno, andaluz, más vivo que un azogue, haragán como el que más, con un palique que dejaba atrás á los de su tierra, y por añadidura sumamente travieso. Todos los asilados profesaban tal respeto y veneración á Dª. Dorotea, que se acercaban a besarle la mano como si fuera su madre. Estaban en una ocasión barriendo varios de los niños, entre ellos el andaluz, y por allí andaba Dª Dorotea trasteando. Ofrecerle á ésta tener necesidad de una escoba; y volviéndose al primer chico que vio cerca de sí, le dice:  !Mira, niño, tráeme aquella escoba. »

 — « Pues, váyase ustéd por ella, » le respondió mirándola con cierto desdén el deslenguado andalucito, creyendo ser la que le hablaba una mujer cualquiera, que so había metido donde nadie la había llamado. 

Los compañeros, al oír tal respuesta, gravemente escandalizados y sentidos de contestación tan poco respetuosa, le reprendieron agriamente, diciéndole: “¿No ves que es nuesta madre, Dª. Dorotea”? El pobre no le había reconocido. El conjunto del hecho hizo gracia a la señora, que se gozaba de verse en es traje y ocupada en tan vil oficio: gustó del desparpajo del traviesillo andaluz, y se consoló con las señales que manifestaron los demás niños y el dulce nombre de “madre” con que la apellidaron.

Más que todo la alegró no solamente el buen resultado de la rifa ideada por ella, sino también la abundante limosna que ofreció una persona distinguida para cooperar a tan santa obra.Y en efecto ese mismo año en 1885 se comenzaron nuevas obras para el ensanche del edificio, que consistieron en cuatro salas destinadas á otros tantos talleres: fueron estos el de carpintería, escultura, sastrería y zapatería. El gozo de Dª Dorotea al ver los rápidos progreso de su obra favorita, no tenía límites- Parecíale un sueño aquella misma realidad, que con sus ojos veía y con sus manos palpaba. No sabía cómo agradecer al Señor el insigne beneficio que le haba hecho én darle á conocer á los hijos de D.
Bosco, con cuyo auxilio había logrado poner por obra aquel ardiente deseo que tantos anos atrás había concebido de procurar el bien corporal y espiritual de los hijos del obrero, y ahora veía realizarse y tomar gradualmente dimensiones tales, cuales ella nunca hubiera osado imaginar.

Mas no estaba todavía satisfecho su corazón. El estado actual de los Talleres y el impulso que se había impreso á la obra, daban esperanzas seguras de que se habría atendido al bien de los niños según su posibilidad permitía. Pero faltaba un vacío por llenar. No estaban menos necesitadas que los hijos, las hijas de los pobres obreros. Era preciso atender a esta necesidad con tanto ahinco y empeño como se estaba haciendo a la primera. Ya años antes había D. Bosco concebido y realizado el plan de llamar a las mujeres a participar de los combates y de los triunfos de los soldados del Oratorio de San
Francisco de Sales.

Era el 5 de agosto, fiesta de nuestra Señora de las Nieves , del año 1872. Quince denodadas y animosas jóvenes recibían de manos del Sr. Obispo de Acqui en Mornese, linda población de Italia en la mencionada diócesis, el hábito religioso, dando, principio á la Congregación de las Hijas de María Auxiliadora. A la cabeza de esta recién nacida Congregación fué colocada María Mazzarello, doncella piadosa, que con ejemplos de virtudes no comunes había durante algún tiempo sido la edificación de sus vecinos. Bajo la dirección de esta virtuosa mujer propagóse rápidamente el nuevo instituto; y en pocos años las fundaciones de casas, asilos, escuelas, oratorios festivos y casas de huérfanos surgieron como por encanto en varias ciudades y villas de Liguria y de Sicilia, y en algunos otros puntos de Italia.
Las Hijas de María Auxiliadora no solamente emularon la industriosa laboriosidad de sus hermanos los hijos de D. Bosco, trabajando día y noche sin darse punto de reposo en la educación de la niñez desvalida, sino que rivalizaron con ellos en heroísmo: y ya en 1878 seis años después de su fundación, partía para la América meridional una colonia á ayudar á los misioneros en sus empresas apostólicas. A esta primera expedición sucedieron otras y otras: y las Hijas de María Auxiliadora hicieron prodigios de abnegación y de caridad en el Uruguay y en la República Argentina, y llegaron hasta el centro
mismo de la Patagonia.

La devoción á María Auxiliadora nació en el ánimo de D.“ Dorotea desde el momento en que conoció y trató personalmente á los Padres Salesianos. «Desde el primer día » dice una de ellos, que Dª. Dorotea conoció á los Salesianos, concibió en su corazón una devoción ternísima á María Auxiliadora y se consagró de una manera particular á la propagación del culto de la Santísima Virgen, invocada con el hermoso título de « María Auxilio de los cristianos. « Habiendo sabido que D, Bosco había fundado una congregación religiosa para mujeres, bajo la advocación de María Auxilio de los cristianos, cuyo fin es hacer con las niñas lo que los Salesianos hacen con los niños, animada siempre del deseo de ver establecida en su totalidad en esta tierra (la Obra de Don Bosco), tanto trabajó, que pudo conseguir... viniesen algunas de dichas religiosas á fundar su primera casa en Sarriá, » como veremos en el capítulo siguiente.

ESPAÑA. LA OBRA DE DON BOSCO.

Boletín Salesiano-1893-julio-109-112

Orígenes de los Talleres Salesianos y del Instituto de las Hermanas de María Auxiliadora en Sarriá-Barcelona.

Escrito está entre los nombres más insignes que honran los fastos de Barcelona el de la señora doña Dorotea Ch. de Serra, cuyo fallecimiento lloran todavía inconsolables millares de pobres á quienes sirvió de madre cariñosa y cuya memoria bendicen cuantos tuvieron la dicha de conocerla.
Personas de tan raras virtudes enaltecen á los pueblos á que pertenecen, y son como fúlgidas lumbreras que sirven de edificación y consuelo á los buenos y de estímulo y ejemplo á todo el mundo.
No hace mucho que la Tipografía Salesiana de Sarriá dió á luz la biografía de aquella noble matrona, hecha con mano maestra por el R. P. Jaime Xonelle de la Compañía de Jesús; y nos parece conveniente dar á conocer algunos capítulos, que leerán sin duda con gusto nuestros Cooperadores, por referirse á los orígenes de la principal de las casas Salesianas existentes en España.

Capítulo I.
Proyecto de Doña Dorotea á favor de la clase obrera. — Dificultad de ponerlo por obra. — Primera noticia de los Talleres Salesianos. — Ve en ellos realizada su idea favorita. — Gestiones que hace para obtener que se establezcan en Barcelona. — Profecía de Don Bosco referido á D“ Dorotea.— Noticia de D. Juan Bosco. — Puntos de contacto entre él y Doña Dorotea. — La Congregación Salesiana. —Dificultades que se levantan contra la fundación de Barcelona. — Medios eficaces con que Doña Dorotea trata de superarlas

La obra de las Salas de Asilo alcanzó un incremento superior a las risueñas esperanzas concebidas al plantearlas en nuestra nación; y además estaba por esta razón basada sobre tan sólidos fundamentos, que prometía estabilidad y consistencia. Parece que con tan halagüeño resultado debía darse por satisfecha el ansia de Doña Dorotea por procurar el bien de los niños de la clase obrera; pero no fue así. Veía abiertas casas de refugio para los hijos de tierna edad de padres ocupados en el trabajo en fábricas y talleres; mas al mismo tiempo se le partía el corazón al ver que los niños formados en las Salas de Asilo perdían miserablemente la pureza de la fe y de costumbres al pasar á aprender algún oficio mecánico en talleres dirigidos por amos poco escrupuIosos en materia de religión y costumbres sanas, y en compañía de jóvenes perversos, que con sus malos ejemplos y pésimas conversaciones ahogaban en pocos meses la preciosa semilla que con tanto celo y trabajo se había depositado en el corazón de la niñez en las Salas de Asilo. Más aún: lastimábase la caritativa señora al ver un gran número de chicuelos sin educación andar vagabundos por calles y plazas, ignorando los elementos de la religión, sin amor al trabajo por falta de alguien se lo inspirase; y preveía cuán dañosos habían de ser a la sociedad estos pobres niños cuando llegasen á ser hombres, por no poseer arte ni oficio con que procurarse los medios de subsistencia, ni quedarles para atender á ella otro arbitrio, que el robo, el timo, el servir para cualquier penal primero que les alargase un pedazo de pan ó dinero para entregarse al vicio, viviendo por fin á parar en un establecimiento penal para satisfacer la pena de sus delitos.
¿Como podría ponerse remedio a mal tan grave, tan extenso, de tanta trascendencia para el bien corporal y espiritual do estas infelices criaturas?
Este es el problema capital, cuya resolución preocupaba seriamente á Doña Dorotea poco antes y poco después de la muerte de su marido. Resonaba continuamente en sus oídos la voz de su difunto esposo de que hiciese cuanto bien estuviera á su alcance: la fortuna que á su libre disposición había dejado, la ponía en condición de poder dar entero y cabal cumplimiento á la benéfica voluntad del que con su trabajo la atesoró, y ella misma no dejaba de comprender que sólo iniciando nuevas obras de beneficencia, y fomentando las ya establecidas, y dándoles la mayor consistencia posible, satisfaría cumplidamente á los deseos de su amado esposo. Toda la dificultad estaba en atinar en el medio más oportuno de emplear en tan piadoso objeto su fortuna. «¿Cómo se recoge», decíase á sí misma«, como se recoge á los niños que no pueden ser acogidos en las Salas de Asilo por razón de su edad? y ¿cómo á los ya salidos de ellos se les aplica á aprender el arte ú oficio sin peligro de su fe y de la pureza de costumbres, autos al contrario imbuyéndolos en las saludables máximas de la religión y formando sus tiernos corazones en el amor y práctica de la virtud? »
La solución de tan intrincado problema no se presentaba fácil á su preclaro talento. Dos elementos comprendía su idea. El uno era asegurar la parte religiosa, y esta era el capital. El otro era procurar á los niños un decente medio de subsistencia para lo porvenir. Lo primero exigía un celo tan puro, una vigilancia tan asidua, una abnegación tan completa, que sólo entre personas adornadas con el carácter sacerdotal ó consagradas á Dios por votos religiosos podían hallarse sujetos aptos para tan delicada misión.
Para lo segundo eran indispensables hombres peritos, capaces de enseñar á los asilados el arte ú oficio más conforme á las inclinaciones y aptitudes de cada uno, y esto con tanta perfección, que sus artefactos pudieran cuando menos competir con los fabricados en los establecimientos y talleres más acreditados. Por lo que toca á la primera parte de la obra que meditaba, parecióle hallar solución con encargar á un celoso sacerdote, que residía en Gracia, el cuidado de los aprendices, por lo que miraba á la parte moral y religiosa; para la segunda con escoger artistas y oficiales honrados, que atendiesen á la enseñanza del arte ú oficio.
De este plan á medio concebir y de este informe embrión de una idea tan maravillosa y de tan fecundos resultados, habló un día á un individuo de su familia, y le propuso en breves palabras el proyecto de iniciar su obra y encargarla al mencionado sacerdote. Comprendió el consultado el esfuerzo generoso de la señora, lo vasto de su pensamiento, y al mismo tiempo la dificultad casi insuperable de su realización. — «¿No ve Usted, » le dice, «que esto plan no ofrece prendas de duración y solidez? ¿Es qué pararía tan importante y complicada obra el día en que faltase ese buen señor sacerdote, que piensa V. poner al frente de ella?» Siguióse un momento de silencio. Doña Dorotea sintió caer una sombra, aunque tenue y muy delgada, en lo más vivo j esplendoroso de la luz que bañaba su mente; pero la luz quedaba entera, viva y brillante como en los momentos anteriores. Interrumpe el silencio su interlocutor y confidente, y le dice: «Recuerdo haber leído en algún periódico ó revista, que recientemente se ha fundado un instituto religioso con el fin precisamente de recoger niños abandonados y enseñarles oficio á la vez que formarles el corazón é instruirlos en las máximas cristianas. » En el rostro de Doña Dorotea se juntaron instantáneamente la alegría, la sorpresa y la satisfacción más cumplida. — « ¿Dónde está», pregunta, «este periódico?» — « Ahora no lo sabré decir, » responde; « yo lo buscaré. » — « Sí, » dice, «búscalo luego; y avísame en cuanto o encuentre”.
Ya desde aquel instante no vivió en sosiego hasta ver el periódico. « Un instituto religioso, » se decía, « una orden que se dedique á enseñar oficios, esta es la que conviene á mi idea. Ya doy el problema por resuelto, Dióse con el deseado papel, en el cual se leía que en Utrera, provincia de Sevilla, á instancias del Sr. Marqués de Ulloa, unos religiosos, recientemente fundados en Turín por un varón de Dios, el presbítero D. Juan Bosco, habían fundado en 1880 un colegio llamado del Carmen, un asilo para niños pobres y un recreo dominical. En el colegio se educaba á los niños en letras. Otro tanto se hacía en el asilo: y en el recreo dominical se recogían los niños trabajadores y estudiantes, que en los domingos, por descansar del trabajo y cesar del estudio vagaban por las calles sueltos, con peligro de pervertirse en sus costumbres: en un patio se los entretenía con juegos inocentes, y también se les repartía el pan de la divina palabra.
Explicar lo que pasó por Dorotea, al oír la primera noticia de los Talleres Salesianos, es empresa superior a mis fuerzas. Miraba resuelto el gran problema que tanto tiempo venía preocupándola: veía desarrollarse ante su mente un grandioso cuadro perfectamente y con gran maestría delineado, que parecía la realización de la idea, de la cual ella solamente había logrado trazar un muy rudimentario boceto. Su gozo no pudo ser más cumplido.
¡Eureka! ¡Eureka! podía exclamar con el geómetra siracusano. Sin darse punto de reposo, escribe á Sevilla preguntando si era exacto lo que de la fundación de Utrera se decía. Habiendo sabido que también en Marsella de Francia funcionaban ya los Talleres Salesianos, sin esperar la contestación de Sevilla, escribe á aquella ciudad pidiendo informes de la institución de Don Bosco.
¡Qué largos se le hicieron los días que tardaron en llegar las informaciones! Pero ¡qué agradable sorpresa al ver la conformidad entre ellas en las descripciones que de los Talleres se daban! No le parecían sino un exacto planteamiento y ejecución de la misma idea que ella había concebido en su mente, aunque la veía realizada con un vigor y maestría, á que ella jamás hubiera aspirado. Sucedióle lo que al Venerable Juán de Avila, quien, al tener conocimiento de la Compañía de Jesús que acababa de fundar San Ignacio de Loyola, exclamó : «Hé aquí tras lo que había yo andado tanto tiempo sin verme con fuerzas para ejecutarlo”. Y decía con grande humildad, que le había acontecido lo que á un muchacho que pretendiera subir á la cumbre de un monte una piedra muy pesada y no fiie.se para ello: y viene un gigante, toma la piedra, y con gran facilidad la coloca en la cima de la montaña. Esto sentiría Doña Dorotea al compararse con Don Bosco. Pero así como San Ignacio tenía por tanto ó más capaz que él para tan ardua empresa á su amigo Juan de Avila ; así también Don Bosco conceptuaba á Doña Dorotea como nacida para la obra del Oratorio Salesiano; y sus hijos, conformes con su padre en este sentimiento, apellidan á la buena señora su madre , como dan el dulce nombre de padre á Don Bosco, de quien aprendieron á dar aquel glorioso título á Dª Dorotea. Cerciorada ya de la existencia del nuevo
instituto y de su correspondencia y conformidad con la idea que había preconcebido, se dirige respetuosa al Superior de los Salesianos de Utrera, el Rvdo. Don Juan Branda, suplicándole se sirviese exponer las condiciones que seria preciso cumplir para instalar en Barcelona una casa salesiana. El
fuego y decisión con que se le hablaba en aquella carta, el punto de su procedencia, el verla firmada con el nombre de una señora, despertaron en el ánimo de D. Branda extraños recuerdos, que por espacio de dos años habían estado como dormido en su mente. Al despedirle Don Bosco para Andalucía desde Turín el año de 1880, le dijo: “Ahora vas á Andalucía; pero no estarás allí mucho tiempo. No es Andalucía donde está llamado nuestro Oratorio á hacer una ruidosa fundación, sino Cataluña: de allí se nos llamará por una señora de Barcelona para una grande fundación en la capital de Cataluña”. Leía y releía la carta el buen Superior y medio atónito, al ver cuan al pie de la letra se cumplía la predicción de su amado padre, no sabía lo que le pasaba.
Vuelto en sí de su asombro, respondió á la carta de Doña Dorótea, diciéndole que no podía él satisfacer á sus preguntas; y que para ello le era á la señora preciso dirigirse al Superior General del Oratorio, que residía en Italia en la ciudad de Turín. En la misma carta le preguntaba si sería por ventura ella la señora á quien hizo referencia su Superior General, D. Juan Bosco, cuando al enviarle desde Italia a España, le dijo que una señora de Barcelona había de llamar a aquella ciudad a su instituto, del cual se haría allí
una gran fundación. Quedó sobremanera sorprendida Dª Dorotea al leer este párrafo de la carta. Que ella escribió desde Barcelona, y que deseaba con todas las veras de su alma hacer en esta ciudad una fundación del Oratorio Salesiano, le constaba con evidencia; pero ignoraba absolutamente que existiese el personaje de quien se le hablaba: el nombre de Don Bosco no era conocido de D‘ Dorotea; y este nombre, y el de Oratorio de San Francisco de Sales y el de Talleres Salesianos no llegó á su noticia hasta el momento en que leyó en el periódico mencionado la primera noticia de la nueva institución. No podía, pues, saber si era ella o no la dama de Barcelona a quien aludía la predicción del Superior General del Instituto.
Era este, como dijimos, D. Juan Bosco, nacido en Castelnuovo de Asti, diócesis de Turín, el 15 de Agosto de 1815, de padres más ricos de virtudes y dones del Cielo, que e bienes de la tierra, recibió de ellos, y en especial de su piadosa madre, que era modelo de matronas cristianas, una esmerada educación religiosa. Su raro talento, unido á una memoria felicísima, brilló en el Seminario de Chieri, en donde se dedicó á los estudios eclesiásticos, y en Turín, en donde los perfeccionó. El estado miserable de los niños, cuya educación y formación estaba descuidada por sus padres, si los tenían ó por sus tutores y encargados, si eran huérfanos, impresionó vivamente su corazón. Conoció por experiencia y por reflexión que los niños, cual blanda cera, son susceptibles de recibir cualquiera sello que en sus tiernas almas se quiera imprimir: y desde luego se sintió inspirado á recogerlos y a dedicar su vida toda al cultivo de aquellas jóvenes plantas, que bien cuidadas, podían formar un deleitoso y ameno jardín; y descuidadas, no serian más que árboles estériles en la selva inculta de este mundo , para ir más tarde á arder en los fuegos infernales.
Dio principio á su obra en 1841, cuando solamente contaba 26 años de edad. Tenía su exterior, y más aun su bella alma, todas las cualidades necesarias para atraer á sí los niños. He aquí cómo le pintaba un autor que lo tenía bien conocido. « En su fisionomía”, dice 1 , « hay algo que no es de este mundo:
brilla su frente como si la cercara celestial resplandor y de sus ojos brotan rayos de fuego divino: una sonrisa plácida se dibuja siempre en sus labios, y palabras dulces cual la miel salen de su boca: en fin, sencillez sin ficción y nobleza sin altivez son sus rasgos más característicos, comunicando a su
persona irresistible atractivo.
Sus jóvenes alumnos, no insensibles á ese encanto, rodeaban con fruición inefable á su buen Padre el día festivo; y cuando llegaba la noche, costabales sumo trabajo separarse de él: cada uno le daba cien veces las buenas noches, y no tenían fuerza para dejarle hasta que el mismo Don Bosco les despedía. No es posible recordar sin emoción los mil y mil episodios de la vida de Don Bosco, en que de uno y otro modo se patentiza la tierna adhesión de los discípulos Maestro. »
Al empezar el año 1842 la tropa de muchachos que Don Bosco capitaneaba, era ya una legión compuesta de cien individuos; y el día de la Purísima Concepción de este mismo año el venerable sacerdote tuvo por vez primera el consuelo de celebrar el santo sacrificio de la misa rodeado de más de
doscientos jóvenes, que le respetaban y amaban como á padre. Durante los días de la semana desplegaba sobre sus niños Don Bosco una vigilancia suma. Recorría los talleres , fábricas y lugares en que trabajaban; seguía solícito los pasos y movimientos de cada uno: y con la destreza y tino, que
sólo sabe dar la caridad, se aprovechaba do cuanto veta ú oía para alejar de los peligros á unos, enseñar á otros, y ;hacerlos mejores á todos. Si alguno quedaba desocupado, el mismo le procuraba colocación, y no descansaba hasta que conseguía ponerlo al lado de un maestro hábil, y sobre todo cristiano.
Observemos aquí una cosa que hace mucho á nuestro propósito, y és, que el plan ideado por Dª Dorotea en la época de la vida en que nos hallamos , es decir , poco antes de tener noticia de la institución salesiana, no era nada diferente de lo que practicó su fundador en los principios de su obra. Por donde se ve la semejanza entre el espíritu de estas dos grandes figuras de nuestros días: ambos fijaban sus ojos en las necesidades de la moderna sociedad; ambos arbitraban idénticos medios de socorrerlas, porque ambos sentían el mismo impulso del Cielo para procurar con todas sus fuerzas el bien corporal y espiritual de los pobres niños de las clases más humildes y menos acomodadas. Dª Dorotea con la institución de las Salas de Asilo había comenzado á atender á los párvulos, y ahora sentía la necesidad de perfeccionar su obra extendiendo su caridad á los adultos; Don Bosco empezó por estos mucho antes que Dª Dorotea reconociese tal necesidad; pero á su vez comprendió que eran dignísimos de su paternal afecto los parvulitos, y hubo de abrazar en adelante como obra propia de su instituto la institución de casas de huérfanos.
Pero continuemos nuestra breve reseña de la vida de Don Bosco. Al verse ya á fines del 1842 rodeado de doscientos jóvenes, trató de dar orden y organización á su obra y de llamar en su auxilio celosos operarios, que le ayudasen en tan santa empresa. A l lugar que servía como de teatro á su obra, y á esta misma dio el nombro de « Oratorio de San Francisco de Sales». Para obtener obreros que coadyuvasen á realizar sus vastísimos planes, se convenció de la imperiosa necesidad de formar una Congregación
de hombres de sacrificio, que trabajasen por la conservación de su obra, la propagasen, velaran por ella y la tuvieran á su cargo. Después de repetidos ensayos, de constantes estudios y profundas meditaciones, y de fervorosa oración, logró dar á luz el nuevo Instituto religioso, y aparecieron las « Reglas y Constituciones de la Congregación Salesiana, » que fueron definitivamente sancionadas y aprobadas por el inmortal Pío IX en 3 de Abril de 1874.

1 .- Don Bosco y su obra, por el Obispo de Milo, que es el actual Obispo de Málaga, D. Marcelino de Spinola

(Continuará).

Documental sobre la figura de Dorotea de Chopitea

El documental Dorotea de Chopitea, una señora de Barcelona es una producción del grupo Mediapro con la colaboración de la Obra Social "la Caixa" . Presentado por la periodista Agnès Marqués, se estrena el 20 de diciembre en el espacio Sense Ficcióde TV3. El viernes 16 de diciembre se hizo el preestreno el CaixaForum de Barcelona, que contó con la participación de Jaume Giró, director general de la Fundación Bancaria "la Caixa"; Borja García-Nieto, presidente de la Sociedad Bicentenario Dorotea de Chopitea ; Sigfrid Gras, adjunto a la dirección de Televisión de Cataluña, y Cristóbal López, inspector general en España de los Salesianos .

Cristóbal López, en nombre de los salesianos, agradeció esta documental que versa "sobre nuestra madre". Y lo dijo porque si los salesianos llegaron a Barcelona fue gracias a Dorotea de Chopitea, que en 1882 conoció la obra de San Juan Bosco y en concreto los Talleres Salesianos para dar una oportunidad a los jóvenes de la clase obrera. También por deseo de Don Bosco (que realizó una estancia de un mes en Barcelona), Dorotea de Chopitea impulsó, con construcción de una pequeña ermita, que se acabara construyendo un templo al Tibidabo dedicado al Sagrado Corazón .

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