CARTA DE DON BOSCO

A los Cooperadores y Cooperadoras

Benemeritos Cooperadores y Cooperadoras:

La. grande bondad de Dios, oh beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, dígnase todavía concedernos el insigne favor de encontrarnos en vida al principio del presente Año nuevo, y á mí de escribiros esta carta y á vosotros de leerla ; cuyo favor no fué abiertamente concedido á muchos de nuestros:caros Cooperadores. Por mi parte doy infinitas gracias al Señor desde lo más intimo de mi corazon y suplico á todos vosotros hagais otro tanto, si aún no lo habeis hecha, puesto que la gratitud y reconocimiento hacia Dios nuestro Señor por los mudos beneficios que nos concede, además de ser un deber, es también un medio eficacísimo para obtener sus gracias y bendiciones.

Pero este, nuestro reconocimiento y gratitud no debe consistir solamente en palabras, si que también debe pasar á las obras y por esto hemos de procurar que todos los días del año, que hemos ya comenzad, sean días llenos de obras de piedad y de religión, dias llenos de obras de caridad y beneficencia, con el fin de propagar más y más el reino de Jesucristo sobre la tierra, de obtener la salvación de un número mayor de almas y sobre todo de salvar á miles y miles de niños pobres y abandonados,. que se hallan en peligro de perderse eterna y miserablemente.

Este es precisamente el trabajo al cual los salesianos, con vuestro auxilio, atendieron durante todo el año que acaba de espirar y al cual atenderán en el corriente , mediante él auxilio de la divina gracia y vuestra cooperación, que esperan no disminuirá jamás.

Aunque por el Boletín Salesiano habréis podido ya enteraros en gran parte de las obras que se hicieron en el p. p. año 1886, voy sin embargo, según lo prescribe nuestro Reglamento, á daros brevemente noticia de las principales, á fin de que podáis formaros más fácilmente una pequeña idea , de los frutos de vuestra caridad y cooperación.

Obras llevadas á cabo en el año 1886. 
Una de las obras que se efectuaron en el año pasado, de la cual no se ha hablado hasta ahora, es la nueva casa que se abrió en el pueblecito de Foglizzo , diócesis de Ivrea, destinada á recoger, instruir y formar maestros de artes y oficios, profesores, catequistas y sacerdotes á fin de proveer él necesario personal á las casas ya fundadas, como también á las que más adelante deberán fundarse en Italia , España , Francia y otras partes y particularmente á las de nuestras Misiones de la América. En la ciudad de Turin , en el barrio de S. Salvario , adquirióse una casa con un espacioso patio y hermosa iglesia , donde en los días festivos reúnen más de 300 niños de aquellos alrededores, para cumplir con sus prácticas de piedad, divertirse por espacio de algunas horas en inocentes juegos, lejos de los peligros que por todas  partes amenazan á su tierna é inexperta edad.

En Borgo S. Martino , cerca de Casale Monferrato, se terminó é inauguró al culto divino la iglesia de S. Carlos, que forma un gracioso monumento no, sólo del colegio sino también del pueblecito.

En Faenza, en la Romania, comenzóse levantar un nuevo edificio, para proveer á  las necesidades corporales y espirituales de muchos niños de dicha ciudad y de sus alrededores.

En Torrione, entre Ventimiglia y Bordighera, echóse mano de nuevo á los trabajos de la iglesia de Maria Auxiliadora, bajo la direccion del ilustre y caritativo ingeniero Sr. Levrot, y en el corriente año esperamos de poderla dedicar al .Señor.

En  Nizza Monferrato, no muy distante de la Casa central de las hijas de Maria Auxiliadora, erigióse una parte de obra, la cual permitirá aceptar á más de un centenar de alumnos.

En Roma, la iglesia del Sagrado Corazón se adelantó hasta el punto que .habría podido consagrarse ya en el pasado mes de diciembre, si el renombrado arquitecto señor D. Francisco Vespignani, que dirige aquellos trabajos, no hubiese pedido y obtenido que se trasfiriese la solemne ceremonia para el presente año, en memoria del glorioso jubiléo sacerdotal del Santo Padre Leon XIII.

Mas si bien dicha consagracion no pudo efectuarse, no dejó por esto de erigirse y destinarse una gran parte del edificio a uso de Hospicio y recoger ya en él á algunos niños internos y más de 200 exter-nos, que asisten á las escuelas, y de los cuales no dejamos de abrigar las más bellas y consoladoras esperanzas.

En Francia, además de haberse conservado florecientes las Casas que allá tenemos de ambos sexos, se agrandaron y  de un modo maravilloso aumentaron el numero de niños las de Paris y Lilla, y debido  á la caridad de dos venerandas hermanas, abrióse una nueva casa en Cuines cerca del paso del Calé, en pro de las niñas , dirigida por las Hijas de Maria Auxiliadora.

Por lo que toca á la España, me es sumamente grato participaros de nuevo la noticia, que á su tiempo os fue ya comunicada, esto es, que la generosidad de varias personas de aquella católica nacion especialmente de la noble é ilustre ciudad de Barcelona, nos ha suministrado medios, con que poder echar mano á obras verdaderamente grandes. Pues además de habernos donado un espacioso terreno para ampliar el colegio ya existente en Sarriá , y hacerlo capaz de recoger un número más grande de niños; además de haber atendido á los gastos de dicho engrandecimiento, se nos dió también en propiedad gran parte de una vasta y alta montaña, llamada el monte Tibi-dabo, con el fin de elevar en su cumbre, un santuario en honor del Sagrado Corazon de Jesus, con una casa contigua que deberá servir de seminario para nuestras Misiones.

Además de esto debo también comunicaros que en el mes de octubre, en el cual celebrase la fiesta de la Serafina del Carmelo , Teresa de Jesús , una de las santas mas ilustres y esclarecidas de España, fundábase en el referido pueblo de Sarriá la primera casa de nuestras Hermanas , llamadas por una de nuestras más insignes bienhechoras de allá, la Excma. Señora Doña Dorotea de Chopitea , habiendo sido proveídas por ella y por otras caritativas Señoras, de casa, capilla y de todo lo necesario, como también acogidas por el Ilmo. señor Obispo de Barcelona con una benevolencia, y bendecidas con una efusión de corazon verdaderamente paternal.

Una obra digna también de particular memoria es la expedición de 24 Misioneros y de seis Hijas de Maria Auxiliadora, que se hizo últimamente para la América, expedición, que para llevarla á cabo hube de, recurrir no solamente á vuestra caridad, sino también á la de todas las personas benévolas que pude conocer estarían dispuestas á ayudarme.

Sería demasiado prolijo si hubiese de referidos los adelantos hechos en las casas ya establecidas en Europa,:de las obras comenzadas y que están concluyendo en varios sitios, y  también de los consoladores resultados morales y religiosos que se obtuvieron; por cuya razon creo más conveniente, para mayor brevedad, dejar el viejo mundo y ocuparme del nuevo mundo , exponiéndose algunas de las obras que se efectuaron la América.

Allá, en la República Argentina se consagró con toda pompa y solemnidad la iglesia de S. Juan Evangelista , erigida en uno de los barrios más poblados de Buenos Aires. En la nueva ciudad llamada la Plata adquirióse una casa y una iglesia, que debía servir á los protestantes se bendijo y dedicó al culto católico , y los salesianos ocupandose con buen suceso en instruir á los jóvenes y viejos y .preservarlos de los artificios y engaños de los herejes.

En Carmen de Patagones, se terminó la iglesia parroquial que se había comenzado a edificar algunos años hace, bajo la dirección del señor D. José Fagnano, y últimamente consagrada con grande solemnidad por el Ilmo señor-Obispo:Don Juan Cagliero, Vicario apostólico de la Patagonia septentrional.

Pero lo que con Mayor satisfacción os refiero, son los adelantos que nuestros Misioneros hicieron en la Patagonia. En su más meridional é inmediato al Rio Santa Cruz, se estableció una estación,  fabricóse una capilla, y los .Salesianos ya trabajaban dando á conocer á aquellos pobres Indios á su Dios Creador , que lo ignoran por completo, y conservando en la fe á los ya cristianos, los cuales ocupados -tan sólo en intereses puramente materiales, sin la palabra y el ministerio del sacerdote, perdían de vista los bienes del Cielo y vivirían y morirían como los salvajes.

Desde dicho punto, los Misioneros salen de cuando en cuando en busca de los Indios, acá y acullá á enormes distancias, los instruyen, bautizan y civilizan; y lo que es más, el misionero Beauvoir llegó con su misión hasta el cabo de las Vírgenes, en el estrecho de Magallanes, .que divide la Patagonia de la Tierra del fuego, y el celantisimo señor D. José Fagnano, prefecto apostólico en los dos últimos meses del año se fue hasta más allá del estrecho, penetrando en la Tierra del Fuego y  en algunas de sus islas adyacentes.

Esto que se principio a hacer en la Patagonia meridional, hizose también en mayor proporción en la setentrional. En ésta Monseñor Cagliero, acompañado de algunos sacerdotes y catequistas, recorrió á pié y á caballo más de 600 leguas, con el fin de explorar el vastísimo campo que á su cuidado le confió el Sumo Pontífice. Mientras él iba delante por un lado, otros Misioneros, entre los cuales el Pbro. señor D. Domingo Milanesio, emprendían el viaje por otra parte. Todos llegaron, á un mismo tiempo á los Andes, esto es, á las Cordilleras , cadena de montañas que separan la República Argentina de la de Chile ; y des-pues de haberla recorrido por dos veces, quedáronse algunos dias en la República de Chile.

Los lugares principales que nuestros Misioneros visitaron en el pasado año, solamente al occidente de la Patagonia setentrional, por él Rio Neuquen y sus confluentes, son Roca, Tratayen , Paso de Indios , Cohunco, Cuenco, Norquin, Malbarco, y desde aquí subiendo las Cordilleras por la vertiente perteneciente á la República Argentina y tocando en los puntos Javier, Paria y Tomás Castro, descendieron despues por 1a otra parte que mira á Chile, donde habiendo vadeado el Rio Huble visitaron San Carlos, Chillan, Bulnes y Concepcion. Aquí, habiendo encontrado á varios cooperadores salesianos , con los medios que ellos proporcionaron, se principió á edificar una casa para los pobrecitos niños Chilenos. Al regreso, los referidos Misioneros tocaron en S. Rosendo, Los Angeles , Antuco y Chile y á fin de cumplir mejor su exploración, recorridos por otra parte los Andes, llegaron hasta Norquin y luego á Patagones, después de un viaje de más de 5000 kilómetros y de haber sufrido indecibles penas y trabajos, premiados sin embargo por otra parte con la conversión y bautismo de muchos miles de personas.

Estas largas y peligrosas excursiones apostólicas, hicieron siempre conocer más y más la necesidad de fundar residencias de sacerdotes en varios sitios, á fin de poder llegar á reunir á aquellos pobres salvajes, instruirlos, civilizarlos y formar así un pueblo cristiano, poniendo en salvo sus almas y sus cuerpos. Es precisamente esta necesidad la que mueve á aquellos Misioneros á implorar de nosotros socorro de hombres y de medios materiales, á fin de llevar á cabo la grande empresa á la cual se han consagrado; es esta la necesidad que también me obligó á mi últimamente, á invocar vuestra caridad, para aprestar una nueva compañía de Misioneros y poderlos enviar aquellas remotísimas tierras, socorriendo de este modo á aquellos hermanos nuestros.

Hé aquí apenas indicada una parte del trabajo , que se vino obrando en el ario próximo pasado. En vista de esto y de otras cosas más que paso en silencio , créame en el deber de dar antes de todo infinitas gracias á Dios Nuestro Señor, y despues á vosotros, boneméritos Cooperadores y Cooperadoras, los cuales con vuestra paciente y generosa caridad, me habeis suministrado medios para estas obras. Y como conozco que deseaís participar cada vez más del dulce y suave consuelo de salvar almas y de proporcionaros en el Cielo la corona de los Apóstoles, por esto paso á proponeros algunas obras, á las cuales en el año 1837, deberían dirigirse de un modo particular todos vuestros esfuerzos y toda vuestra caridad.

Residencias y centros de misiones. 
Pongo en primer lugar las misiones de América. Los lugares de que más arriba os hice mención y otros muchísimos aún, que para mayor brevedad paso por alto, deberían ser otros tantos centros en los cuales se reuniesen aquellos salvajes á fin de instruirlos y civilizarlos, y desde donde se pudiese salir para ir en busca de aquellos que habitan por los contornos, pero las más de las veces 40 ó 60 leguas distantes los unos de los otros. Sin estas estaciones viene á ser cási imposible la completa evangelización y civilización de aquellas tribus dispersadas por aquellos vastos desiertos. Ahora bien ; estos centros y estaciones requieren sacerdotes y catequistas, requieren casas donde habitar y recibir á los pobrecitos niños indios, á fin de que una vez instruidos y hechos cristianos ayuden con tiempo al misionero, á convertir á sus parientes y á la gente 'de sus tribus; requieren capillas decentítas y ornamentos sagrados, para celebrar con decoro los divinos misterios, y también para elevar la mente y el corazón de aquellos neófitos á las grandezas de Dios y del Cielo, con la magnificencia del culto y del rito católico; requieren los medíos adaptados para recorrer, sin peligro de la vida y sin perecer de hambre ó de sed, aquellas inmensas regiones. Allá , como no hay caminos de hierro, ní carreteras, ni vituallas, ni posadas, no se puede prescindir de muchos y buenos caballos, que lleven en breve tiempo al Misionero de una parte á otra de

aquellos desmesurados desiertos, para instruir á los sanos , llevar los consuelos  religiosos y asistir á los enfermos, para hacernos en fin amigos de todos padre y ángel consolador.

 Y aquí conviene os haga observar, que si los Misioneros pudieron explorar ya la Patagonia septentrional , atravesar las Cordilleras y fijar en varios puntos estaciones y residencias, no pudieron sin embargo hacer lo mismo en la Patagonia. meridional, en la Tierra del Fuego, ni mucho menos en las islas confinantes. En aquella parte, que constituye la Prefectura Apostólica confiada por la Santa Sede al cuidado del sacerdote señor D. José Fagnano, los Salesianos si bien es verdad que visitaron el así llamado cabo de las Vírgenes y últimamente se internaron aún más, empero por falta de medios, no pudieron por lo de ahora establecerse sino en un solo sitio, esto es, en Santa Cruz. Y aquí debéis notar, que esta última residencia es centro de una extensión que entre continente é islas excede en superficie dos veces á toda la Italia ; extensión poblada de salvajes, que hace ya muchos siglos esperan en vano, os benéficos frutos de la divina Bendicion. Y por esto es preciso fijar además en otros lugares de la referida extensión, casas de Misiones , para hacer más fácil, ó mejor dicho, más posible la cultura.

Hace ya algun tiempo que el mencionado Prefecto apostólico, se habla propuesto visitar aquellas sus vastas regiones y obrar alguna cosa estable. Hallándose sin medios suficientes , se fue á Buenos Aires para pedir algun socorro al Gobierno de la República Argentina, pero pudo obtener bien poco en comparación de lo mucho que necesitaba. Por esto es necesario esperar el socorro de otras partes, esto es, de las manos de nuestros Cooperadores y Cooperadoras. Si vosotros , quien de una manera, quien de otra , según sus propias fuerzas, no cesaréis de mandarme el óbolo de vuestra caridad, nosotros desde Turin podremos proveer de todo lo necesario á nuestros Misioneros de América, y ellos expondrán con todo regocijo su vida, con tal que puedan llevar la luz del Evangelio á los pueblos más lejanos, y plantar el estandarte de la santa Cruz en los últimos confines del mundo , como lo son precisamente la Patagonia meridional y la Tierra del Fuego con sus correspondientes islas (1).

Con vuestro auxilio ellos establecieron una estación en el mencionado cabo de las Virgenes , otra en Punta Arenas y otra á las riberas de los dos rios principales Río Cruz y Rio Gallegos , y por ultimo en la vasta extension comprendida entre dichos ríos.

Y no solamente á la Patagonia septentrional y meridional se circunscribe el campo , al cual se dedican aquellos Misioneros. Este se extiende hasta la Tierra del Fuego, situada á la otra parte del estrecho, que toma el nombre de Magallanes, el cual fué el primero que haciendo el giro del mundo, lo pasó en el año 1519. No , el campo de nuestros Misioneros extendiese además á todo el inmenso territorio formado por las islas Magallánicas y Malvinas. Tales son entre otras la isla Falchland oc-cidental, la isla Falchland oriental, las islas de la Desolacion, Clarencie, Hoste, Navatino, de los Estados, de San Diego y otras innumerables, conocidas con el nombre de tierras polares. Todas estas islas, confiadas también al cuidado de los Salesianos, están habitadas por hombres, creados lo mismo que nosotros, para conocer y amar á Dios, para conocer y amar á Jesucristo, y esperan á quien vaya á anunciárselo, hacérselo conocer, amar y servir.

Hé, aquí, pues, qué campo, ó mejor dicho, qué campos inmensos, ofrecerse á nuestra caridad y á nuestro celo, oh beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, campos los cuales esperan que nosotros, imitando al buen Padre de familia del Evangelio, mandemos compañías de operarios para sembrarlos de la divina palabra , para hacer madurar la mies y recogerla abundantemente y llenar, en fin, la casa del Padre Celeste de ánimas electas. A la consideración del bien grandísimo que se puede hacer, yo espero que vosotros me compadeceréis benignamente Cuando me oigáis implorar el auxilio de vuestra cooperación; antes confío que vosotros, sin que yo os lo solicite, me ayudaréis sin embargo lo mismo , movidos de aquel celo de la gloria de Dios y de la salvación de las almas , que devoraba á los Apóstoles y á los primeros cristianos.

Hospicio del Sagrado Corazon en Roma.
Mientras nos ocupamos de un nudo particular de la evangelización de las tierras Patagónicas , de las magallánicas y de las Islas adyacentes , por esto nos olvidaréanos de otra obra , la cual es de sumo agrado é interés para el Santo Padre Leon XIII.

 La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús en Roma puede considerarse ya como terminada , y espero de poder daros, dentro de no mucho tiempo, la grata noticia de su consagración. Es verdad que pesan aún sobre ella no pocos gastos hechos para su decoración, pinturas, campanario, campanas, órgano, ornamentos sagrados y otras muchas cosas, pero todo esto comparado con los gastos que se hicieron ya, nos parecen bien poca cosa , y espero que la piedad y caridad pública me ayudarán á satisfacerlos muy pronto. Mas la obra que deseo proponer á vuestra mucha caridad es el remate de la parte fabricada, inmediata á la iglesia, la cual debe servir de Hospicio no sólo á unas cuantas decenas , como hoy sirve, sino á centenares y millares de niños de todas las naciones , que habiendo ido por varios motivos á Roma, se encontrasen como abandonados y expuestos á graves peligros.

Consuélame el pensar que entonces el Corazón de Jesús estará muy satisfecho , cuando al lado de su iglesia se hallen recogidos haciéndole corona un medio millar de niños, á los cuales pueda estrechar á su pecho, acariciarlos y bendecirlos, como lo hacia ya en su vida mortal con los niños de la Palestina. Me es grato el considerar que entonces gozará inmensamente el corazon del Papa, cuando sabrá que en la Capital de la Iglesia Católica, entre las otras casas de caridad y beneficencia, erigidas á fin de aliviar las miserias humanas, existe también una, que tiene por objeto el proveer á las necesidades espirituales y temporales no solamente de los pobrecitos niños de Roma, si que de cualquiera otra parte del mundo , que se encuentren en dicha ciudad como en la casa del Padre común. me consuela también el pensar que dicho Hospicio servirá además para aliviar y consolar á tantas pobres familias no solamente de Italia, mas aún de otros muchos pueblos, como ya os referí más arriba.

Como, pues, veis, oh beneméritos Coopeadores y Cooperadoras , la erección del hospicio del Sagrado Corazón de Jesús en Roma , es también una de las obras más insignes de religión y caridad , á la cual podemos atender en el corriente año, y yo espero que querréis proporcionaros el consuelo y mérito de haber cooperado felizmente su suspirado fin.


Tercera obra.
La tercera y ultima obra, que con sumo gusto propongo también á vuestra consideracion en este año, es la de preparar ayudantes de campaña, es decir , maestros de artes, profesores, catequistas y sacerdotes, los cuales enseñen á nuestros niños obreros las artes y oficios á que según su inclinacion se dedican; instruyan á aquellos que se aplican á los estudios; prediquen el Evangelio y administren los santos Sacramentos; maestros de artes y sacerdotes para las casas de Europa y también para las de las Misiones de América presentes y futuras. Solamente en el año pasado nos hicieron varios centenares de demandas , para aceptar y abrir casas casi en todas las partes de la tierra , ya grande pesar nuestro, á causa de la falta de personal, hubimos de responder negativamente. 

Cuánto bien se podría hacer aún , si tuviésemos tantos hombres cuantos la necesidad lo requiere Entonces si , que podríamos recoger mil y mil niños pobres , educarlos, instruirlos en la religión, en las ciencias, en las artes, y después de algunos años devolverlos á la familia, á la sociedad, á la Iglesia, buenos hijos, sabios ciudadanos, cristianos ejemplares; entonces si que podríamos conservar y conducirá Jesucristo ciudades, pueblos y tribus, regocijará la Iglesia con nuevas conquistas y llenar el cielo de júbilo y alegría con innumerables almas. 

Empero los Salesianos harán por su parte todo lo que esté á su alcance para hacerse de tale ayudantes, pero estos serán tanto más numerosos, cuanto mayores sean los auxilios que nuestros Cooperadores y Cooperadoras nos proporcionen. Y vosotros podéis ayudarnos suministrándonos los medios con que nutrir, alimentar, calzar y vestir á tantos niños que gratuitamente se recogen en nuestras casas, entre los cuales ordinariamente elige el Señor á aquellos que después vienen a ser nuestros compañeros, inspirándoles que se unan á nosotros, para hacer en pro de los otros lo que nosotros hicimos por ellos. Vosotros podeis ayudarnos con favorecer las vocaciones religiosas entre los parientes y amigos, y con obtener, en cuanto os sea posible, que el interés, el amor mal entendido, los perjuicios del mundo, no alejen de la sagrada milicia á aquellos que reuniendo las debidas disposiciones, desean y piden abrazar esta santa y noble carrera, para hacerse sembradores de la palabra de Dios, soldados de la Iglesia , salvadores de almas , en fin , para continuar sobre esta tierra la misión de Jesucristo y de sus Apóstoles. 

Por cuya razón yo os suplico que cuando se os presente la ocasión, os dignéis raciocinar con unos y otros, haciéndoles ver que un padre y una madre cristiana no deberían tener otra cosa por más grata en esta vida, que el poder consagrar un hijo al servicio del Rey de los Reyes; haciéndoles ver que un acto tal, será para ellos de grande consuelo en el punto de la muerte y de suma confianza al presentarse en el Supremo Tribunal de Jesucristo; haciéndoles ver que un joven generoso debería tener á gran honra, el dedicar su propia vida á fin de extender el reino de Dios sobre la tierra, y cual intrépido capitán conducirla á las batallas del Señor y á la conquista del Cielo; haciéndoles ver, que aquellos que se consagran al Señor para predicar con la palabra y el ejemplo el Evangelio , se hacen altamente beneméritos de la misma sociedad civil y de los Estados, puesto que, por su parte , promueven entre los ciudadanos la moralidad, la virtud y el buen arden, y de este modo cooperan al bienestar moral y material del pueblo, mucho mejor que los ejércitos, las leyes, los tribunales y las cárceles; haciéndoles ver, en fin, que quien impide á un hijo de entrar en el servicio de la Iglesia , bien sintiéndose llamado á él se rehúsa , será responsable ante Dios de las almas que por causa suya se habrán perdido, y advirtiéndoles que las más de las veces, en pena de una tal culpa, acaecen en las familias terribles y espantosas desgracias, sintiéndose continuamente grandes remordimientos é inquietudes de conciencia. Al contrario, quien se muestra generoso, obtiene del Señor grandes recompensas en esta tierra, suavísimo regocijo á la hora de la muerte y espléndidas coronas en el Cielo. 

Conclusión. 
En los años pasados solía concluir mi. carta , trayéndoos á la memoria las promesas que Jesucristo hace en el santo Evangelio á todos aquellos que dan limosna y ejercitan la caridad hacia el prójimo; promesas del ciento por uno en esta tierra , promesas de una vida bienaventurada p r toda la eternidad. En este año me gusta concluir con un hecho que se lee en la vida de S. Martín, obispo de Tours. Siendo aun este santo soldado y catecúmeno , pero 


lleno ya del amor de Dios y de caridad ,hacia sus semejantes, pasando un día con su ejército por la ciudad de Amiens , encontro a un pobrecito cási desnudo, que tiritando de frio pedía limosna á los soldadados. Ninguno de estos le había hecho caso. Habiendo Martin llegado junto á él se paró, lo miró atentamente y lleno de compasion quiso inmediatamente ayudarlo. Metió al efecto las manos en los bolsillos, mas no encontró nada, puesto que lo habia dado ya todo á los pobres necesitados. Entonces quitase la capa, desenvaina la espada y cortándola por el medio , dióle una parte al pobre y con la otra cubrióse como pudo él mismo. Al verle de esta manera algunos de sus compañeros se reían de él ; pero algunos buenos no pudieron menos que admirar su caritativa acción, y le tuvieron desde entonces en grandísima estima. Dios mismo quiso demostrar cuanto le hubiese sido grato semejante acto, Puesto que á la noche siguiente vió el Santo aparecérsele Jesucristo, cubierto con la mitad de la capa que él había dadó á aquel miserable, y oyóle decir las siguientes palabras , dirigidas á una multitud de ángeles que lo rodeaban : Martin todavía catecúmeno , me ha cubierto con este vestido: Martinus catechumenus hac me veste contexit. 

Imitemos , beneméritos Cooperadores y Cooperadoras , el ejemplo de este gran Santo, y, sin romper por la mitad nuestros vestidos, procuremos á lo menos de hacer participe de nuestros bienes, á quien se halla privado y sufre.

Las referidas palabras pronunciadas por Jesucristo en alabanza de S. Martin, son una confirmación de aquellas, que El dice en el Evangelio, esto es, que la caridad hecha por nosotros á nuestros prójimos la considera corno hecha á El mismo; son una confirmación de aquellas que en el día del juicio final Él dirá á los que estarán á su derecha: Venid , benditos de mi Padre , Poseed el reino que os esta preparado desde el establecimiento del mundo: porque tuve hambre y me disteis de comer: tuve sed , y me disteis de beber : era huésped, y me hospedasteis : desnudo, y me cubristeis : enfermo, y me visitasteis : estaba en la cárcel, y me vinisteis a ver... En verdad os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos , a mi lo hicisteis. Si Jesús alaba y premia como hechas á él mismo , las obras de caridad corporales , como son las que más arriba , hemos nombrado, ¿qué alabanza, qué premio no dará por las obras espirituales?  ¿Qué alabanza y qué premio no dará á aquellos que por amor suyo, habrán satisfecho el hambre y la sed á los ignorantes, instruyéndolos y haciéndolos instruir, conduciendo o haciendo conducir al seno de Dios á aquellas almas que peregrinas y perdidas caminaban lejanas, cubriéndolas o haciéndolas cubrir con el hermoso vestido de la gracia santificante, no dejándolas abandonadas en medio de sus vicios y desórdenes morales , sino antes bien asistiéndolas y con mano piadosa sanándolas ó haciéndolas sanar de sus espirituales enfermedades, no dejándolas caer en poder del demonio, en las prisiones eternas, rompiendo las cadenas de su triste esclavitud, proporcionándoles así la cara y preciosa libertad de los hijos de Dios?

Y puesto que el pensamiento de que nuestra caridad termina en la misma persona do nuestro Señor Jesucristo , el cual dio por nosotros toda su sangre y vida ; termina en la persona del Rey del cielo y de la tierra, rico en bendiciones hacia todos los que atienden á las necesidades espirituales y corporales del prójimo ; termina en la persona de aquel Juez eterno, el cual nos alabará grandemente y pronunciará sentencia de premio eterno delante de todo el mundo , este pensamiento digo , debe estimularnos siempre á hacer todo el bien que podamos á las almas y á los cuerpos de nuestros semejantes, á hacer obras de misericordia espirituales y corporales, especialmente hacia los niños, que de un modo particular hallándose comprendidos entre aquellos hermanos pequeñitos de Jesús, de los cuales habla El en el lugar citado, diciendo: En cuanto lo hicisteis a uno de esta mis hermanos pequeñitos, a mi lo hicisteis. 

La consoladora sentencia de los benditos, es la que yo espero tendréis la dicha de oír pronunciar por el Juez divino, oh caros Cooperadores y Cooperadoras, pues sé muy bien, que según vuestras fuerzas os lo permiten, no dejais de cumplir con el santo precepto de la limosna; antes al contrario muchos de vosotros me escribieron diciéndome que se hallaban contentos de que las obras salesianas ofrecianles una ocasion propicia para poder cumplir con este sagrado deber, con plena seguridad de sus conciencias. Proseguid, pues , mostrándoos misericordiosos para con los pobres niños cristianos, pues de lo contrario pasarían infelizmente la vida, caerían en el pecado, perderían quizá la fe, y vendrían á ser la 


deshonra de las familias, el azote de la sociedad; proseguid, si, mostrándoos misericordiosos hacia tantos miles de miserables y pobres salvajes, que por medio de vuestra caridad esperan á los sacerdotes, que les vayan á sacar del abismo de la barbarie y del peligro grandísimo de su perdición eterna ; proseguid, en fin, mostrándoos misericordiosos hacía nuestra santa Madre la Iglesia Católica, hácia su Supremo Cabeza visible, el Papa, y manifestadle vuestro filial afecto, no sólo con la sumisión y obediencia, sino también empleando alguna parte de vuestros intereses en sostener su causa, que es la causa de Dios, la causa de las almas. 

Y á fin de que os mantengáis constantes en el santo deseo de aliviar las miserias humanas, miserias del modo sobredicho , yo os encomendaré todos los días ante la imagen de Maria Auxiliadora, y conmigo también todos los Salesianos, las Hijas de María Auxiliadora, los niños y niñas, que se hallan bajo nuestra dirección, para obtener de Dios nuestro Señor toda clase de gracias y bendiciones sobre vosotros, sobre vuestras familias y sobre vuestros intereses; rogaremos además para que todas estas gracias sean coronadas por aquella que es la única importante, la única necesaria, es decir, la de pasar con Dios nuestro Señor santamente esta vida, para entrar un día en posesión de su gloria eterna. 

Rogad tambien vosotros por mí, que con la más profunda gratitud me profeso de vosotros, beneméritos Cooperadores y Cooperadoras.
 
Obligadisimo  Servidor 
JUAN Bosco, Pbro. 
Turin, 1° de enero de 1887. 









 (1) A la Tierra del Fuego, dióle este nombre  el célebre navegante Fernando Magallanes, por los muchos fuegos que, cuando la  descubrió, vio encendidos por sus habitantes.





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