T I E R R A . S A N T A ( B e l é n )

 (Boletín Salesiano de septiembre de 1892, pág. 137)


Asilo de la Santa Familia.

En nuestro Boletín del mes de febrero referimos la simpática ceremonia efectuada poco antes en el templo de María Auxiliadora ; esto es la bendición y adiós del Rector Mayor de la Pía Sociedad Salesiana á diez yocho misioneros que se despedían para emprender camino á Tierra Santa.

Vamos ahora á transcribir las noticias que de ellos liemos recibido más tarde:


El viaje de Marsella á Belén.

REVMO. SR. DON RUA :

¡Tierra Santa! ¡Tierra Santa! Bien comprende U. cuan dulces suenan á nuestros oídos estas palabras y cuan vivos sentimientos despiertan en nuestra alma, sentimientos de amor y gratitud a Dios que nos guía a aquellas playas, y a nuestros Superiores que nos han abierto el camino indicado por el Señor.

Don Antonio Varaia, nuestro Director, le dará noticia de nuestro viaje; pero yo le diré lo que el procurará callar: esto es que ha cuidado de nosotros con la solicitud del mejor de los padres, aliviándonos las fatigasde todos y fortificando nuestras almas con los santos sacramentos y prácticas de piedad establecidas por nuestras reglas. Todos los hermanos animados de excelente espíritu sufren con gran paciencia las numerosas pruebas y contratiempos que se han presentado, sin dudar que se cambiarán en abundantes bendiciones para provecho de la Misión misma á que vamos destinados.

El tiempo pasado en Alejandría fue singularmente penoso: hemos debido ir de acá para allá por toda la ciudad á causa de una horrible tormenta y nos hemos considerado muy afortunados con encontrar en la tarde un refugio en el Niger, es decir en el mismo vapor que nos trajo de Marsella y que nos había sido necesario dejar á causa de que no conducía pasajeros á Jafa. La Ñoche Buena la pasamos tristemente en dicho barco, si bien á media noche una música medio salvaje saludó el nacimiento del divino Salvador.

A la mañana siguiente el Sr. Varaia dijo la misa y nos cupo á todos el consuelo de recibir la santa comunión. Pero nuestro pensamiento volaba al templo de María Auxiliadora, donde con tanta pompa se celebra esta preciosa solemnidad.

No sin peligro nos embarcamos, á eso de las ocho, en el vapor Khedivie que se bailaba anclado á gran distancia : agitadas las aguas hacían bailar á nuestro pobre esquife;pero María Auxiliadora cuidaba de nosotros.

Mañana, Dios mediante, llegaremos á Belén. Entre tanto nos es muy grato manifestar á U. nuestro reconocimiento, y asegurarle que trataremos de ser menos indignos de la bondad con que nos favorece.

A. N.

Jafa , 28 de diciembre de 1891.


Revedo. y muy amado P adre :

Ayer llegamos todos en buena salud á Jafa. El mareo ya se ha echado al olvido, y el contento de la caravana se transparenta en los semblantes.

Gracias á los buenos servicios del Cónsul italiano, hoy á las tres de la tarde podremos continuar viaje á Belén. He celebrado esta mañana la santa Misa en la iglesia parroquial de los RR. PP. Franciscanos y distribuido la comunión á todos los nuestros. Los hijos de san Francisco nos recibieron con gran afecto. El Sr. Canónigo Belloni, fundador de la casa á que nos llama, mandará a uno de sus sacerdotes á recibirnos en Jerusalén.

Dígnese U. a bendecir á sus hijos, la buena voluntad que los anima y sus futuros trabajos.

Antonio Varaia, sacerdote

Ja fa , 28 de diciembre de 1891.


MUY QUERIDO PADRE:

Hemos ya tenido el consuelo de llegar á Belén y de visitarla rápidamente. El Cielo ha bendecido nuestro viaje relativamente corto, habiendo debido trasbordarnos.

El Sr. Canónigo Belloni y todo el mundo nos han colmado do atenciones.

Pronto visitaré á Jerusalén, para seguir camino de Beitgemal, lugar de mi destino.

No tardará en recibir carta de uno de los nuestros á fin de que el Boletín pueda dar noticias á los amigos de Don Bosco.

Dígnese rogar por nosotros y recibir la expresión del profundo afecto y veneraciónde cada uno de sus hijos en N. S. Jesucristo.

Antonio Varia, sacerdote

Belén, 29 de diciembre de 1891.


Primeras impresiones. — La gruta de Belén.

Epifanía de 1892.

R e v m o . P a d r e :

Nos ha cabido la suerte de oír ya esta mañana la misa y recibir á Nuestro Señor en la capilla de los Rdos. PP. Franciscanos contigua á la gruta en que nació el divino Salvador. ¡ Cuántos recuerdos vienen aquí á la mente en esta fiesta de la Epifanía! En un día como éste vinieron á arrodillarse los reyes magos en esta gruta.

Los trajes orientales que ahora se usan fueron quizá los mismos vestidos por ellos,  y en camellos como los que vemos trajeron á Jesús recién nacido sus dones do oro, incienso y mirra.

Recuerdos bíblicos.

Parece que por disposición de la divina Providencia el Oriente ha quedado desde mucho tiempo atrás estacionario á fin de que se comprenda mejor la verdad de la Santa Escritura, con presentarnos á la vista idénticos cuadros á los que llamaron la atención de los autores inspirados del Antiguo y Nuevo Testamento.

Las costumbres son las mismas; consérvese el modo de arar y limpiar el grano primitivos, antiguas cavernas abiertas en los montes sirven para dar abrigo, como en otro tiempo á los pastores al venir el mal tiempo desde nuestra casa se ven los campos que pertenecieron á Booz, en los cuales, como en los tiempos bíblicos, se recogen por los pobres las espigas dejadas abandonadas después de la cosecha y cada viña tiene su torre en la cual hay un guardián más ó menos vigilante encargado de alejar los chacales y ladrones. Pero no concluiría tan pronto si me pusiese á notar todos los detalles que traen á la memoria mil recuerdos de la Sagrada Escritura. Y á la verdad que estos recuerdos son de valor inestimable, como que llevan más fácilmente el pensamiento á los pasos del divino Redentor. Jamás me había imaginado encontrar cuadros tan majestuosos y fieles de aquellos memorables tiempos.


El cisma, la herejía y el mahometismo coligados contra la Iglesia.

El cisma y la herejía hacen inauditos esfuerzos para adueñarse de los Lugares Santos; y es de admirar cómo estas sectas que se detestan se unen para combatir al catolicismo, rindiendo así involuntario homenaje á nuestra Religión, pues que todas las potencias del infierno se vuelven contra ella.

Herejes y cismáticos edifican acá y allá palacios, templos, escuelas y establecimientos de todo género de un esplendor nada común en estas regiones. Increíbles son los esfuerzos que todos ellos hacen para atraer la juventud y corromperla; y no se repara en medios para debilitar la influencia del catolicismo. Se ha llegado á excitar contra él el fanatismo musulmán; y he oído asegurar queá la instigación de los cismáticos se debe el que los turcos construyan actualmente en Belén una mezquita enteramente innecesaria, como que aquí no pasan de trecientos á cuatrocientos los sectarios do Mahoma.

La ignorancia, la corrupción, la maldad de los cismáticos dificultan en gran manera la obra de las Misiones.


El Canónigo Don Belloni.

Este celoso sacerdote, movido de ardiente deseo de dar gloria á Dios y salvar almas en estos lugares, comprendió que el único medio eficaz de luchar con éxito contra tantas maniobras infernales era la educación de la niñez. Sin bienes de fortuna, sin influencia de ninguna especie, pobre profesor del Seminario Patriarcal de Beit-Jallan (entre Belén y Jerusalén), parecía que estériles habían de ser sus deseos y esfuerzos. No fue así: comenzó con la economía de veinte francos á vestir á un pobre niño; Dios bendijo sus propósitos y de aquí que ellos tomaron cuerpo y fructificaron.

Hoy día los trabajos del canónigo Belloni comprenden:

El Asilo Católico de Belén, con cien internos y docientos externos, y al cual estáanexa  una iglesia de 32 metros de largo y 14 de ancho;

2® Una escuela nocturna con treinta y tres jóvenes;

3® Las Conferencias de San Vicente de Paúl con cuarenta miembros;

4® Un colegio agrícola (en Cremisán, cerca de Belén), cuyo terreno mide cien hectáreas.

5® Un Asilo agrícola eu Bëit-Oemal, en la via de Gaza, adonde se llega en cinco horas de camino de Belén. Comprende novecientas hectáreas, regaladas por el marqués de Bute. Los alumnos que allí se educan llegan actualmente á 65.

6® Una pequeña construcción con vasto y bien situado terreno en Jerusalén.

7® Un vasto terreno en Nazaret perfectamente situado para establecer un colegio para niños. Bien se sabe que Nazaret es en Tierra Santa el cuartel central del protestantismo. Las copiosas bendiciones concedidas por Dios á los trabajos y grandes pruebas por que ha debido pasar el Sr. Belloni son una garantía y fundado motivo de esperanza para el porvenir.

Mas para luchar contra los enemigos y contribuir de un modo eficaz á la rehabilitación de esta tierra; regada con las lágrimas y sangre del divino Redentor, se necesitan recursos capaces de contrarrestar la obra de aquellos. Los herejes y cismáticos tienen dinero en abundancia, del cual se sirven para comprar y perder las almas.

Nosotros, por el contrario, somos pobres; pero con la ayuda de Dios y las limosnas de nuestros Cooperadores confiamos salvar muchos niños que se albergan y educan en las casas enumeradas.

La Palestina Católica es pobre y apenas puede contribuir escasamente á la obra de regeneración emprendida; nuestras miradas están fijas en Europa que con su caridad ejerce aquí una verdadera cruzada, cruzada pacífica que sólo mira al bien de las almas.

Los Salesianos han venido á contribuir con trabajo á las santas obras emprendidas por el Sr. Canónigo Belloni. Confiamos en Dios que las colmará de Gacias. En 1863, al inaugurar el Sr. Canónigo su Asilo de Belén-, esta ciudad contaba 2000 católicos, hoy día llegan á 4000. Sin duda que á Don Belloni y sus discípulos es debido en gran parte tan consolador resultado.

Ya ve Ud., muy amado Don Rua, cuán digna de estimación es la grande obra á la cual me estimo muy dichoso de haber venido á servir en la medida de mis pobres fuerzas.

No terminaré ésta sin decirle que el Cónsul general de Francia en Jerusalén, el señor Ledoux, se entretuvo allí largo rato con nosotros y nos colmó de atenciones.

Mucho recuerde á mis hermanos en el Pesebre. Espero nos hemos de comunicar con frecuencia por la vía del Cielo.

Deseando á U. toda felicidad me suscribo humildemente

Su afmo. H. y S.

A. N. 




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