A los beneméritos Cooperadores Salesianos

Pueden todos imaginar con cuánta pena nos disponemos a escribir el encabezamiento de este número del BOLETÍN SALESIANO. el primero del año. 1944, no ya tan sólo porque conocemos lo escaso de nuestra talla, sino, y principalmente, por lo doloroso de la causa que nos impide recibir, como en años anteriores, el saludo y las consignas del cuarto sucesor de San Juan Bosco, el Rdmo. Sr. D.Pedro Ricaldone.

Van ya para cuatro meses que no llega a nosotros su palabra, su palabra de padre y de maestro, que alentaba todas las iniciativas y encauzaba todas las actividades con dulzura salesiana, con clarividencia de genio y con firmeza de conductor. Y en el preciso instante en que mayor es la necesidad de consejo y de aliento para todos los que trabajan por el bien y la salvación de las almas, los salesianos y sus cooperadores de todo el mundo, sienten la orfandad más absoluta, mientras se les dobla la angustia al pensar que el padre bueno, el amadisirno don Pedro Ricaldone, y con él todos los Superiores Mayores, se ve privado del consuelo de la mayor parte de sus hijos, esparcidos por el mundo en llamas.

Beneméritos Cooperadores, es un deber nuestro, primordial en estos trágicos momentos por los que la humanidad atraviesa, pedir al Señor se compadezca de los hombres y envíe por fin la paz. No importa que ya llevemos siete años pidiéndola; intensifiquemos nuestras oraciones y nuestros sacrificios, porque la paz se prometió LA CONGREGACIÓN SALESIANA , llena de gratitud hacia
sus beneméritos Cooperadores y Cooperadoras, les felicita y pide al Cielo derrame, en este Año Nuevo, sobre ellos y sobre sus familias, abundantes bienes temporales y eternos. a los hombres de buena voluntad, pero ignoramos cuántas decenas de justos se necesitan en esta Pentápolis moderna
para obligar al Señor a levantar su justiciera mano.

Y no creamos, amadísimos Cooperadores, que en este remanso excepcional, que es España, junto al torrente arrollador de la guerra, sea menor nuestra obligación de trabajar y de pedir por los altos intereses de todo aquello que se relaciona con la salvación de las almas y de los valores espirituales y eternos. ¡Lejos de nuestra mente y de nuestro ánimo, juicio tan egoísta y tan poco cristiano ! Amén de que nuestra Patria sangra aún por muchas heridas, que no bastan a cicatrizar la gran voluntad
y el heroico sacrificio de muchos buenos españoles, España ha tenido y tiene que cumplir una misión espiritual en el mundo, misión que le ha impuesto la Divina Providencia, y que no podemos eludir so pena de naufragar en el mar de la Historia como profetas cobardes, y por cobardes, infieles.

Y para concretar, y con ello hacer más efectiva nuestra actividad, la actividad de la gran Familia Salesiana en España, interpretando (creemos rectamente) el querer de nuestro amadísimo Rector Mayor, os decimos: Beneméritos Cooperadores, además de nuestras oraciones y de nuestros sacrificios por la paz, remedio inmediato a muchos males, intensifiquemos de día en día, con tesón, entusiasmo i/ santo optimismo,la enseñanza religiosa, único remedio absoluto para todos los males.

Y a fin de que ésta nuestra consigna vaya afianzada con la autoridad del Rdmo. D. Pedro Ricaldone, séanos permitido transcribir aquí, textualmente traducidas del original, unas líneas de su último v áureo libro CATECISMO, que. D. m., no tardará en salir a luz en lengua española :

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