D. PABLO ALBERA A LOS COOPERADORES SALESIANOS. Turín. Enero de 1919.


Beneméritos Sres. Cooperadores y Cooperadoras:

El dulce deber de la gratitud para con Dios, que siempre al comenzar de un nuevo año nos invita potentemente a repetirle el himno del agradecimiento, se deja sentir mucho más vivo este año. El haber saludado la aurora de este día es para cada uno de nosotros un beneficio tanto mayor cuanto más numerosas han sido las víctimas que en todas partes ha ido segando una enfermedad, benigna en apariencia, cuyos caracteres y naturaleza la ciencia no ha podido definir, pero que en todas partes se ha mostrado verdaderamente grave y fatal.

Desgraciadamente también los hijos de D. Bosco han tenido que lamentar dolorosas perdidas, tanto más sensibles cuanto grandes eran ya los vacíos causados en sus filas por la guerra. Por fortuna,. las serias preocupaciones de ésta han pasado ya: pues no sólo han cesado las hostilidades, sino que son inminentes las gestiones de una paz justa y durable. "Para explicar tan repentino acontecimiento — decía el Santo Padre en su Encíclica Quod jam diu, del 1 de diciembre, p. p. — muchas y varias causas podrían aligarse; pero sí se quiere ver la razón suprema, es absolutamente necesario remontarse hasta Aquél que gobierna todos los acontecimientos, quien, movido a compasión por las perseverantes oraciones de los buenos, ha concedido por fin a la humanidad el respirar tranquila de tantos lutos y angustias. Por tan señalado favor hemos de dar rendidas gracias a la bondad del Señor".

Para la Conferencia de la Paz.
Pero otro deber nos incumbe, recomendado también por el Papa, es decir, impetrar de la divina clemencia el coronamiento del otorgado beneficio. Dentro de poco los Delegados de la Paz se reunirán en solemne Congreso para dar a las naciones una paz justa y duradera; tendrán, por tanto, que tomar deliberaciones tan graves y complejas, cuales jamás hubo que tomar en humana asamblea. Y así no es para dicho cuánta necesidad tienen de ser iluminados para que puedan cumplir debidamente su cometido. Y porque se trata de decisiones que interesan en sumo grado a toda la humanidad, « a los católicos, que deben, por conciencia, favorecer el orden y el progreso civil, les incumbe el deber de invocar la asistencia divina sobre los que participen a la Conferencia de la Paz ».

También nosotros, amados Cooperadores, tenemos que secundar prontamente y con entusiasmo las disposiciones que el Episcopado Católico, en obsequio a la invitación papal, ha dado a sus respectivos fieles, y consecuentes con las enseñanzas y ejemplos del Vble. Don Bosco - para quien todo deseo del Papa era un mandato — hemos de elevar a María .Auxiliadora especiales oraciones. Es mi deseo que privada y públicamente se prosiga rezando a nuestra Celeste Patrona según las intenciones del Sumo Pontífice, como se ha hecho diariamente durante la guerra, y que, como hasta aquí, el 24 de cada mes, toda la niñez y juventud que frecuenta nuestros Colegios, Escuelas. Hospicios. Granjas, Oratorios Festivos, etc. sea invitada y debidamente preparada a una Comunión general para el buen éxito de la Conferencia de la Paz. A los Salesianos y a las Hijas de María Auxiliadora, y también a vosotros, amados Cooperadores, os confío el establecer las normas que en cada localidad parezcan más oportunas para que dichas solemnidades eucarísticas resulten más imponentes y devotas.
 
Agradecimientos.

Después de las Fiestas Jubilares del Santuario de María Auxiliadora, a las cuales vuestra delicada atención y la de mis amadísimos hermanos unió el recuerdo de mi Misa de Oro, sólo un deseo albergaba mi corazón, y era el de atestiguar mi profunda, mi viva gratitud a cuantos me colmaron de tantas y tan inmerecidas atenciones. Poco a poco he procurado cumplir con este deber individualmente; pero en el temor de haber cometido involuntarias omisiones, y en el deseo de atestiguar mi más profundo reconocimiento, me es dulce repetir públicamente la expresión de mi alma siempre abierta al recuerdo y siempre reconocida.

Por la misma causa hubiera querido ir a Roma desde el mes de junio, sintiendo, como sentía, cada vez más viva la necesidad de postrarme a los pies de Su Santidad que, casi olvidando su dignidad soberana, ha querido abajarse hasta nuestra pequeñez y, el primero entre todos, tomar parte, con un autógrafo preciosísimo y magníficos regalos, en nuestra íntima alegría. Impedido por  varios motivos, no me fue posible satisfacer mis anhelos hasta el 18 de pasado diciembre; pero la bondad con que Su Santidad me recibió, me hizo olvidar las amarguras de la demora.

Si la extensión, ya habitualmente excesiva, de esta mi carta, no me lo vedara, me entretendría, amados Cooperadores, contándoos la inolvidable audiencia.

En su exquisita bondad, el Papa agradeció las felicitaciones que le presenté en nombre nuestro y vuestro por las fiestas de Navidad, y los pésames por las penas que afligen su corazón, entre las cuales, las graves y dolorosas enfermedades en personas de su Augusta Familia.

Expresó su contento por el éxito de nuestras fiestas y con incomparable amabilidad quiso saber si el P. Albera había usado el 9 de junio la casulla que le mandara.

Pasando a hablar del estado en que se encuentra la Obra Salesiana, se mostró muy satisfecho al saber que no hubo necesidad de cerrar ninguna casa durante la guerra a pesar de la disminución del personal, añadiendo que se alegraba mucho por la vuelta de tantos hermanos del servicio militar, los cuales reanudarán con redoblado fervor sus trabajos en la educación cristiana de la juventud.

Y a este propósito, manifestó su gran satisfacción por el hecho de que un sacerdote salesiano tiene cátedra de Griego cristiano en la Universidad de Turín y explica actualmente las Epístolas de S. Pablo. No menos se alegró de las noticias que le dió nuestro Procurador, el R. P. Munerati, sobre el Círculo Universitario Católico Romano, de que es Consiliario Eclesiástico. El Santo Padre se congratuló con él por el crecido y creciente número de los Socios y lo animó a seguir trabajando en ese apostolado.

Muy contento dijo que estaba de la labor de las Hijas de María Auxiliadora, agregando que le satisfacía el amor y la docilidad con que habían acogido el nombramiento del Rector Mayor de los Salesianos como su Delegado Pontificio.

Finalmente, con las palabras más paternales que imaginar se puedan, declaró que al darme a mí la Bendición Apostólica, era su intención darla a todos los Salesianos y a sus alumnos, a las Hijas de María Auxiliadora y a sus alumnas, a los amados Cooperadores y a cuantas personas deseaba yo recomendarle particularmente.

Eterna será mi gratitud por la bondad con que el Santo Padre se dignó entretenerse conmigo tan larga y tan cordialmente; por esto os ruego os unáis conmigo para elevar fervorosas plegarias al cielo, a fin de que le conserve a su Iglesia por largos años tan grande Pastor, no sabiendo de qué otro modo podríamos demostrarle parte siquiera de nuestra filial devoción.

Informe del año 1918.

Pero es tiempo, oh amados Cooperadores,de pasar, en conformidad con nuestros Reglamentos y con los ejemplosdel Vble. Don Bosco y del inolvidable D. Rúa, a informaros brevemente de las obras realizadas por la Pía Sociedad Salesiana en 1918, y luego a exponeros, en general, el programa que con el auxilio de Dios y de vuestra caridad, confiamos desarrollar este año.

I ) Obras ejecutadas en 1918.

A todos nos parecía que el año de 1918 había de ser extraordinariamente crítico para las Obras Salesianas. La guerra, reduciendo por una parle más y más nuestros recursos económicos y nuestro personal, aumentaba por otra el número de niños necesitados de auxilio especial, y nos forzaba a cuidarnos de ellos. Pero seríamos injustos si al dejar constancia del hecho no eleváramos particulares himnos de gracias a la Divina Providencia que desplegó particularísima bondad sobre las Obras de D. Bosco.

Bajo el manto maternal de María Santísima Auxiliadora, nuestras casas no sólo permanecieron abiertas, sino que rebosaban de niños; más de trescientos fueron los nuevos huérfanos de guerra que recogimos y mantuvimos; y más de 500 los pequeños fugitivos a quienes abrimos las puertas de nuestros institutos para que compartieran con nosotros y con el número mucho mayor de huerfanitos y pobrecillos necesitados de todo que ya albergábamos, el pan y el cariño fraternal. Quien piense un momento sobre el enorme encarecimiento de las subsistencias, no puedle, ya en este solo hecho, por menos de ver una particular asistencia del Señor.

Entre todas, me es dulce recordar el Santuario erigido, en gran parte con las ofertas de vuestros hijos, en honor de María Auxiliadora, frente a la casa donde nació D. Bosco, en Castelnuovo de Asti, El entusiasmo de lá multitud que tomó parte, realzado por la presencia del Excmo, Sr. Arzobispo de Rávena y de nuestro Emmo. Cardenal Cagliero, a muchos les pareció, y en realidad es así, un feliz presagio del voto formulado al colocar el año anterior la primera piedra, es decir, el advenimiento de la paz. ¡Que las oraciones que allí elevan los peregrinos y los paisanos de D. Bosco, aceleren el día en que de toda la tierra se eleve a Dios el himno supremo del reconocimiento!

Con el nuevo templo a la Madre de Dios, se inauguraron nuevas casas para sus hijos predilectos.

En Turín, la necesidad de atender a la educación religiosa de densas multitudes de chicos en los barrios de la periferia, nos movió a abrir una nueva casa en el Barrio de San Pablo, destinada a Oratorio Festivo y a post-escuela diaria; y grande fue mi consuelo al inaugurarla el 8 de diciembre con más de 300 niños. El mismo día, y en otro extremo de la ciudad, el barrio de Monte Rosa, a instancias del Comendador D. Luis Grassi, Concejal municipal. caballero altamente benemérito de la educación del pueblo, se abrió otro, con más de 200 chicuelos, dedicado a Margarita de Bosco.

También las obras para los huérfanos de guerra, se desarrollaron no poco. En el instituto de Monte Oliveto, en Pinerolo, se pudo inaugurar una capilla y un nuevo dormitorio con 25 camas, elevándose así a 80 el número de los huerfanitos. En Roma se ha casi ultimado el nuevo edificio de la Escuela Práctica de Agricultura, destinada a huérfanos de campesinos muertos en guerra, y este año ya llegará a 100 el número de ellos. También en Liorna (Toscana) se terminó una ala del Instituto Salesiano que acogerá otros grupos de huérfanos y verá levantarse a su lado un gran templo al Sagrado Corazón.

Y .para demostrar el favor universal que goza la Obra Salesiana, no faltan casas abiertas en el opuesto grupo de naciones beligerantes. En Fiume sobre sobre el Adriático, se abrió ya desde el 'año pasado, un Oratorio Salesiano con un pensionado para jóvenes estudiantes y obreros. Pin Würzburg, Baviera, tomamos la dirección de un patronato de jóvenes obreros. En Kielce, en la resurgida Polonia, se inauguró un Instituto Salesiano para huérfanos, que. sólo de 20 ahora, dentro de poco llegará a varios centenares, estudiantes y artesanos, lo mismo que en Oswiecim. Al lado del instituto hay un hermoso templo, centro de una parroquia de 10.000 almas. Otra casa se abrió en Cracovic, y reviste particular importancia. por estar destinada a la formación de personal salesiano.

En Norte-América hubo dos fundaciones. La primera, destinada al mismo importantísimo fin, en Cold Sping, la segunda en Williamsbridge. Una y otra deben su existencia a la generosa caridad del malogrado Cardenal Farley, Arzobispo de Nueva York, que Dios tenga en gloria.

2) Obras de las Hijas de María Auxiliadora.

También las Hijas de María .Auxiliadora. siempre solícitas como el común Padre y Fundador, en acudir adonde la necesidad es mayor, vieron florecer sus Institutos en Italia y lucra de Italia. Numerosas fueron las casas que se alegraron temporáneamente con nuevas secciones o se adaptaron con generosa prontitud a nuevas necesidades y formas de apostolado, tales como salas de trabajo, escuelas de « buena ama de casa», casas de protección de jóvenes fugitivas, escuelas profesionales gratuitas, nidos y jardines de infancia, asilos para infantitos y ancianos, hospitales infantiles y nuevas secciones de hospitales territoriales. Así sucedió en Nápoles, Ierago y Bosto, Bronte, Formigine, Lugo, Sanluri, Gravelona- Toce, y Nizza Montferrato; y fuera de Italia en Salamanca y en Lima Prado.

Y no les faltaron importantes fundaciones.

En Avigliana (Turín) a instancia de la 'Itálica Gens" tomaron la dirección de los Almacenes de distribución de víveres y de las cocinas económicas anexas al « Dinamitifício Nobel», con gran provecho espiritual y material de la colonia. En Aula aceptaron un nuevo pensionado para las obreras del « Yutificio Spezia". En Casalmonferrato y en S. Jorge-Lomelina tomaron dos hospitales militares. En la misma ciudad dé Casalmonferrato, y en el barrio del Valentino, abrieron un grande Oratorio Festivo, que da consoladores frutos.

En Génova, y por iniciativa de la generosa marquesa Cattaneo-Adorno, presidenta de la Obra llamada « Protección de la Joven ». abrieron una casa para la protección de jóvenes fugitivas, que la desventara lanzaba, abandonadas. solas e inexpertas, a los peligros de una ciudad  desconocida y medio cosmopolita, e iniciaron un asilo para huerfanitos de guerra. Parecido instituto aceptaron en Olcese de Valpolcevera, bajo la protección del Presidente del Refugio de Niños Ümberto I, Sr. Comendador D. Luis F. Aequarone.

En Braz y Ribeeráo Preto (Brasil) abrieron nuevas Escuelas y Oratorios Festivos para las hijas de emigrados italianos; en Mahwah (Estados Unidos) aceptaron un patronato de asistencia a los hijos de los obreros de un grandioso establecimiento ingles; y finalmente, en los alrededores de Lima, cediendo a las instancias del progresivo gobierno del Perú y dando un grande ejemplo de abnegación, aceptaron el servicio de un Lazareto de apestados de fiebre bubónica.

Propuestas para 1919.
 
Al despuntar el día anhelado de la paz, confío que mayor será el bien que la Divina Providencia destina a los Hijos e Hijas de D. Bosco. 

Para trazar mejor el programa con arreglo a las necesidades de los tiempos, según el espíritu de la Obra de Don Bosco, ansío reunir cuanto antes, aquí en Turín, a todos los Inspectores y Delegados de las varias provincias Salesianas. También espero que en esa circunstancia se pueda descubrir el monumento que el cariño de los Antiguos Alumnos Salesianos del mundo entero ha erigido a D. Bosco en la plaza de María Auxiliadora, y que debía inaugurarse el 6 de agosto de 1915, primer centenario de su nacimiento. Subordinando y todo esta fiesta y la reunión antedicha, al desarrollo de la Conferencia de la Paz, no podemos vacilar un momento en poner manos en muchas obras que la duración de la guerra ha hecho urgentísimas, improrrogables.

Permitidme, amados Cooperadores, nombraros las principales.

I) Ya antes de la guerra la Pía Sociedad Salesiana había emprendido la construcción de varias iglesias de urgentísima necesidad, grandes y costosas, y que por haber sido ininterrumpida, corren grave riesgo. Tales son, p. ej. el templo monumental de S. Agustín en Milán, el de la Sagrada Familia en Florencia y la del Sagrado Corazón en Casalmonferrato, cuya construcción debe seguir apenas venga la buena estación.

Pero la iglesia más importante y que en cierto modo vincula el buen nombre del Vble. Don Bosco, nuestro Padre y Fundador, por haberla él prometido e iniciado, es el Templo Votivo Nacional al Sagrado Corazón de Jesús en el Tibidabo (Barcelona). Yo la recomiendo de un modo especialísimo a la generosidad y al entusiasmo de los Cooperadores Salesianos y de los Alumnos de nuestros institutos de España.

II) Durante la guerra, varias de nuestras casas e iglesias sufrieron tales daños, que necesitan urgente reparación. Tales son las de Bélgica, Polonia, Tierra Santa y el Véneto, sitios que por haber sido teatro de acciones guerreras, están en tal estado, que a cada paso presentan a la caridad y a la solidaridad universal formas y modos de ejercicio, que me dispensan de todo comentario y de añadir palabras para pediros un eficaz auxilio.

III) Terminada la guerra, he aquí que se adelantan varios otros problemas que ya los años pasados se presentaban con grandísima gravedad, como envueltos en un velo de misterio. De nuestras Misiones de la Patagonia, Tierra del Fuego, Matto Grosso, Méndez y Gualaquiza, Río Negro, de la India, de la China, del Congo nos llegan cada día las más conmovedoras súplicas pidiendo socorro en personal y medios materiales. En efecto si se exceptúa la pequeña expedición a la China, hace ya cuatro años que en el Santuario de María .Auxiliadora no resuenan las oraciones de nuevos Misioneros partiendo a lejanas tierras, y la necesidad de refuerzos ha llegado a ser tan grave, que de aplazarse más se corre riesgo de perder los sudores y sacrificios de tantos años de trabajo. No pocos Salesianos, templados a las fatigas y a los más arduos peligros en los campos de batalla, piden se les mande a esas tierras para extender el reino de Dios; el fuego de la caridad de Nuestro Señor Jesucristo, forzosamente comprimido por tanto tiempo, siente necesidad de dilatarse e inflamarse. No faltan, pues, almas ardientes, prontas a dar el adiós a su Patria y a sus deudos para realizar el más santo de los ideales, cual es el de extender el reino de Jesucristo sobre la tierra, llevando la luz del Evangelio y los beneficios de la civilización a los pueblos que aún lo desconocen. Faltan sólo los medios, y también para este santísimo fin apelo a vuestro generoso, y buen corazón, oh amados Cooperadores.

IV) Por la restauración cristiana de la sociedad. Otra obra que demanda las solicitudes y el celo de todas las almas amantes de la gloria de Dios y del bien de las almas, es la reconstitución cristiana de la sociedad: obra importantísima sobre todas, a la cual nosotros debemos dar modestísimo pero práctico tributo, si fielmente seguimos las huellas del Vble. Don Bosco en la cristiana educación de la juventud, Sí, porque la educación cristiana es medio más fácil y seguro de mejorar la sociedad.

Pero para que sus frutos triunfen en medio del mal que inunda la sociedad, es necesario multiplicarlos, multiplicando sus heraldos entusiastas y bien preparados, penetrando de este ideal al mayor número posible. Si los Cooperadores Salesianos, que en Italia sola, llegan a cien mil, tomaran todos como propio este santo ideal ¡qué grande bien no recibirían la Religión y la Patria!

Me parece, pues, muy conveniente recomendar a los Cooperadores Salesianos y a sus familias, en esta hora memoranda para el mundo, que se inspiren en los ejemplos de la Sagrada Familia. Si los padres procuraran modelar su conducta en las virtudes de S. José, y las madres en las de María, sin duda los niños encontrarían natural el esforzarse por imitar los ejemplos de Jesús adolescente.

Para empezar por algo práctico, propongo a los Cooperadores dé todas las naciones, que sé consagren a la Sagrada Familia. Y para que haya un recuerdo y un estímulo perenne de esta consagración, los invito con todo encarecimiento a levantar un Templo Votivo a la Sagrada Familia, donde perpetuamente se elevarán oraciones especiales por ellos y al mismo tiempo se pedirán todos los días las bendiciones celestes sobre nuestras obras, y la perseverancia de nuestros alumnos y de las alumnas de las Hijas de María Auxiliadora.

Dejo al Boletín Salesiano el encargo de ilustrar mi llamamiento y hago votos porque se puedan empezar las obras este mismo año, porque harto necesitamos las bendiciones de Dios.

El nuevo Templo votivo se levantará en Turín, en el barrio de S. Pablo, unido al Oratorio Festivo recién abierto. En el frontis se leerá esta inscripción: A la Sagrada Familia de Nazaret los Cooperadores Salesianos de todas las naciones, en el cristiano renovamiento de la Sociedad.

Antes de terminar, declaro que reconozco que al proponer tan vasto programa, podríamos justamente pasar por presuntuosos si confiáramos sólo en nuestras fuerzas. No, amados Cooperadores, nuestra confianza está toda en Dios, y cuando se tiene fe en El, y se trata de obras dirigidas únicamente a su mayor gloria y al bien de as almas, basándonos en los ejemplos de D. Bosco, frecuentemente premiados con milagros, no debemos detenernos ni retroceder un solo paso. Reforcemos, eso sí, reforcemos nuestras fatigas y nuestros pobres esfuerzos con la oración: esto es un sagrado deber.

Rogad vosotros, amados Cooperadores, por nuestras obras, que son también vuestras, y pedid de un modo especial, que todos los Salesianos e Hijas de María Auxiliadora sean fieles al espíritu del Vble. Fundador, para que, correspondiendo a su vocación, puedan recoger copiosos frutos de vida eterna.

Por mi parte os aseguro que os tenemos siempre presentes en nuestras oraciones y que todos los días, a una con los niños que la Divina Providencia nos ha confiado, invocamos para vosotros las mayores bendiciones temporales y eternas, de Dios y de María Auxiliadora.

De vosotros. Beneméritos Cooperadores y Cooperadoras
Obligadísimo servidor y capellán,

PABLO ALBERA

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